Actuación. Reparto de comida en un suburbio de la República Democrática del Congo

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Redacción Maó
Este mes de febrero, Manos Unidas cumple 50 años. Concretamente, en 1959, un grupo de mujeres de Acción Católica iniciaron la primera campaña contra el hambre al grito de "¡declaramos la guerra al hambre!". Había nacido Manos Unidas. La Iglesia española recuerda esta efemérides, organizando una campaña contra el hambre cada segundo domingo del mes de febrero -este año, el próximo día 8,- durante el cual las colectas de todas la misas van destinadas a esa finalidad esencial de Manos Unidas.

Y ahora, diez lustros más tarde, este cincuentenario coincide con un aumento incesante de las cifras de hambrientos, cuando el número de pobres se sitúa en 1.400 millones de personas y cuando todos los ojos están puestos en una crisis financiera mundial que, en unos años, no será más que "un mal recuerdo para los más poderosos", mientras que se habrá convertido en "una trampa de la que los más vulnerables tardarán mucho tiempo en escapar".

Imperativo moral
Con motivo del aniversario, los actuales responsables de la ONG han hecho pública una comunicación en la que aseguran que "todos los que formamos Manos Unidas sabemos que el único obstáculo insuperable en la lucha contra el hambre sería creer que la victoria es imposible". Por ello, invitan a los españoles "a movilizarse y solidarizarse con los millones de personas para quienes comer no es una cuestión de horario ni de apetencia, sino un 'ejercicio diario de supervivencia'". Acabar con el hambre en el mundo es, para Manos Unidas, un "imperativo moral".
Desde aquel primer grito esperanzado de las mujeres que "declaraban la guerra al hambre", "algunas cosas han cambiado", según reconocen, esperanzados, los responsables de Manos Unidas. "Hay más conciencia de lo que pasa en el mundo, más sentido de la responsabilidad de todos en el presente común y más preocupación por crear un futuro mejor para todos los seres humanos. Los avances científicos y tecnológicos han abierto posibilidades al desarrollo humano y han creado más oportunidades de vida para un mayor número de personas".

Sin embargo, Manos Unidas alerta de que hay otras cosas "que no sólo no han avanzado, sino que han ido a peor. Hay más hambrientos que hace algunos años, 923 millones según el último informe de la FAO. Existen, prosigue Manos Unidas, "más factores de vulnerabilidad, como el cambio climático y el calentamiento global" del planeta, que producen "ciclos de sequía y lluvias torrenciales más frecuentes", así como el "aumento de fenómenos extremos", como el "empobrecimiento y el abandono de muchas tierras que eran de cultivo; la contaminación del agua en muchos lugares que ya tenían dificultad para acceder a ese elemento básico para la vida; y la producción de energía a partir de cereales y otros recursos alimenticios, que ha hecho que se disparen sus precios y que escasee su disponibilidad para el consumo de las personas". Finalmente, Manos Unidas recuerda que "también ha aumentado la brecha entre pobres y ricos en muchos lugares de la tierra, lo que provoca una violencia latente y el crecimiento de las migraciones forzosas, con gran riesgo para las personas".