Aula. La UOM ha pasado de abrir las puertas hace diez años con cerca de 30 alumnos a rozar el centenar ya en la actualidad

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M.P.F. Alaior
Suena la campana y empiezan a deambular los alumnos por los pasillos de la extensión universitaria de la UIB, Can Salord en Alaior.

Carpeta en mano y con la ilusión como principal compañero de pupitre. Un grupo de cerca de 30 personas se enfrenta a un nuevo reto, desconocido para ellos aunque ansiado desde hace años. Historia, literatura, poesía, biología, arqueología, psicología son algunas de las asignaturas que van a impartirse para aquel grupo escolar que coincide en varios aspectos: todos superan los 55 años de edad, desean compartir experiencias, conocer todo aquello que no tuvieron la oportunidad de saborear cuando era el momento y sobre todo haber conseguido un lugar como estudiante a pesar de su edad.

Estos aspectos se fusionaron en un momento incierto, en el curso 1999-2000, aunque lo cierto es que gracias a su éxito, se ha repetido la experiencia hasta diez veces consecutivas.

Así lo explican José Giménez, Niní Barro, Isabel Salort, Rosario Rivas, Jaume Masreal, Maruchi Ramiro y Maria Rosa Torroja, todos ellos estudiantes de la Universitat Oberta Per a Majors (UOM) que este curso escolar cumple su décimo aniversario.

Algunos de estos alumnos, que asistieron a la primera edición y que aún repiten, aseguran que ha sido uno de los proyectos mejor aprovechados y que, sin duda, ya es parte intrínseca de su vida. Así lo manifiesta Niní Barro quien apunta que "se nos ha dado la oportunidad que cuando era el momento no pudimos tener ni aprovechar".

Además, asegura que las asignaturas han sido de nuestro interés, eso sí, la gran diferencia con los demás estudiantes es que no buscamos tener como fruto un empleo ni tampoco estamos sujetos a los nervios de un examen que ya no sería algo adecuado para nuestra edad", remarca Niní Barro y añade que "yo no me imagino llegar a casa y enseñar un suspenso a mis hijos o nietos".

Uno de los aspectos en el que coinciden todos los estudiantes es en apuntar a la bióloga marina Isabel Moreno como una de las conferenciantes mejor acertadas de todo el período y que acudió a su clase el primer año de implantación. Posiblemente vuelva en esta convocatoria. Maria Rosa Torroja remarca que "fue la primera mujer que puso los pies en la Antártida y sus explicaciones consiguieron que me sintiera como si hubiera ido yo en persona, fue magnífico".

Disconformidad
Sin duda, el éxito de los primeros años de la UOM se ha hecho patente con el número de alumnos de la ya décima edición del curso que roza el centenar. Este aspecto se asume como muy positivo entre aquellos que protagonizaron el debut de la primera convocatoria aunque sin duda se muestran críticos con ello "puesto que la UOM ha perdido el encanto, se ha masificado demasiado y la camaradería ya no existe", apunta Rosario Rivas. No dudan en remitirse a la celebración del jueves lardero como ejemplo de este hecho. Indican que era una tradición llevar chocolate y coca, y "esto se ha perdido".

Además, estos grandes expertos no dudan en indicar que "nos han dividido en dos grupos y en lugar de acudir a dos clases por semana sólo vamos a una", remarca Barro. Además, inciden en "que el año pasado el equipo rector quería que los más veteranos dejáramos el asiento y ¿si nosotros queríamos seguir aprendiendo por qué debíamos aceptar su propuesta?", indica Rosario Rivas.

Además de ello, consideran que no reciben el mismo trato que los alumnos de Palma asegurando que "la calidad de los primeros años ha perdido fuelle y además, aquí en la Isla tan sólo nos conceden aquello que no quieren en Palma".

Jaume Masreal se remite a su vez "al desconocimiento al que nos enfrentamos diariamente. Se oye hablar de que este año ha habido cambios sustanciales en el programa puesto que en lugar de cien horas ahora son cincuenta aunque el curso se prolongará hasta tres años. El último va a ser de especialización, pero todo ello son rumores que vienen y van desde hace tres años. Lo único que sí conocemos es que el curso ha quedado reducido a tan sólo 50 horas, nada más".

Una de las grandes curiosidades que no deja indiferente a ningún amante de la cultura es que este año, de alrededor de ochenta matriculados, tan sólo se sientan en el pupitre 18 hombres, una cifra un tanto alarmante aunque identificativa para seguir afirmando que las mujeres están tomando el timón en esto del afán por el aprendizaje.