?Acuarium?. El interior del edificio llegó a albergar en los años setenta hasta 40 peceras de gran tamaño y un pequeño estanque

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Ángeles M. Obispo Maó
El puerto de Maó pondrá dentro de unos días el punto y final a una pequeña parte de su larga historia y al truncado sueño de un visionario que en su día quiso dar a conocer la gran riqueza piscícola del litoral menorquín cuando el ecologismo y el turismo medioambiental en la Isla apenas era una idea de cuatro sentimentales. Y es que el viejo edificio del "Acuarium", con más de cien años de existencia, sucumbirá pronto al poder de las excavadoras y los tiempos modernos, y en su lugar se levantarán 15 viviendas de lujo.

El "Acuarium" nació en los años 70, poco después de que talleres Romp dejara este inmueble y decidiera trasladar su sede al Polígono Industrial de Maó. Fue entonces cuando el submarinista aficionado Juan de la Cruz y un socio alemán, llevaron a la práctica un viejo sueño y habilitaron el histórico edificio. Pronto su interior desveló el espectáculo de la vida marina isleña. Un pequeño estanque y cuarenta peceras de gran tamaño sacaron a la luz los secretos más profundos y desconocidos de Menorca.

40 peceras
"La pecera más grande tenía capacidad para albergar 17 toneladas de agua, aunque había otras de cuatro toneladas y de 500 litros" explica Juan Carlos de la Cruz, antiguo administrador del complejo al que, relata, acudían familias enteras. Incluso algunos menorquines se acercaban con especies malheridas para que el personal del "Acuarium" intentara recuperarlas. Sin embargo, el proyecto pronto encontró trabas, especialmente desde la Administración. En los años ochenta, sufrió una pequeña transformación y aunque seguía funcionando como acuario, los propietarios decidieron abrir un bar en su interior. Las visitas familiares no cesaron pero, como señala Juan Carlos, las trabas no pararon nunca y pronto dieron lugar a problemas económicos. El "Acuarium" cerró finalmente sus puertas a principios de los noventa y hasta hoy día el edificio ha permanecido aletargado. Nunca se volvió a despertar de aquel viejo sueño visionario y el paso del tiempo tampoco ha respetado su otrora elegancia.

La parcela de 726 metros cuadrados que dejará libre el edificio una vez sea demolido será ocupada por 15 viviendas de lujo. La planta baja estará reservada para locales y la segunda con altillo será para viviendas. El inmueble contará con piscina en la zona trasera, aparcamientos y un ascensor que conectará el edificio con la Cuesta del General. La nueva construcción irá acompañada de un proyecto de consolidación de la zona del acantilado donde se asienta y la superficie total construida será de 2.320 metros cuadrados. El arquitecto del proyecto es Joan Enric Vilardell y el promotor Promociones Alurican. El plazo de ejecución de las obras es de un año y medio y el presupuesto oficial 1,5 millones de euros.