"Es una obra compleja que nos hará ganar en seguridad", afirmaba ayer el conseller de Movilidad. Damià Borràs corroboraba la necesidad de intervenir para "evitar los giros peligrosos a la izquierda que hacen los coches cuando quieren incorporarse al camino de Cala Pilar". Actualmente, esta incorporación se hace invadiendo los dos carriles de subida. La solución pasa por crear un acceso soterrado aprovechando, precisamente, un antiguo tramo de la carretera.
La UTE formada por las empresas Tolo Pons S.L. y M. Polo será la encargada de ejecutar una obra que tiene 93 días de plazo de ejecución. Se espera que las máquinas empiecen a trabajar dentro de un mes por lo que el desvío podría inaugurarse justo antes de las fiestas de Sant Joan. El proyecto se ha adjudicado por un importe superior a los 450.000 euros y se financiará con los recursos propios del Consell procedentes de la transferencia en materia de carreteras.
La intervención implicará varias fases, pero todas ellas afectarán al tráfico en mayor o menor medida. "Tenemos que hacer un túnel de ocho metros de altura bajo la carretera general por lo que el paso por algunos carriles quedará restringido", explicó Borràs. Mientras, el Consell pide la máxima comprensión a los usuarios de la carretera general pues se cortará el carril de bajada por Sa Costa Nova y sólo habrá un vial de subida durante, aproximadamente, un mes. Los vehículos que transiten en dirección Ferreries deberán hacerlo por el antiguo trazado de la carretera general, la C-721, mientras duren las obras.
No a una rotonda
Soterrar el acceso a Cala Pilar por debajo de la carretera general se ha convertido en la mejor de las alternativas. "Los técnicos desaconsejan una rotonda en medio de la principal arteria de comunicación vial", explicitó el conseller Borràs. Esta recomendación obedece a criterios de seguridad y de eficacia en el control de la fluidez circulatoria.
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