OBRAS. El centro penitenciario se construye en una parcela lindante con el cuartel de la Guardia Civil

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M.P.F. Maó
La ejecución de las obras del centro penitenciario de Menorca sigue sin pausa y con prisa. A pesar de las reiteradas denuncias por parte de los vecinos ante el incumplimiento de la ordenanza municipal respecto al horario de trabajo permitido para realizar actividades molestas con maquinaria pesada, la situación sigue su curso.

El pasado jueves visitó las obras uno de los arquitectos de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP) y director de la nueva infraestructura, quien además de controlar el proceso evolutivo de las obras, mantuvo una reunión con alrededor de veinte vecinos, quienes le expresaron sus quejas y denuncias al respecto.

Según apunta el abogado del grupo de afectados, Carlos Maceda, "se pudieron trasladar unas preocupaciones que hasta el momento nadie ha querido escuchar puesto que suponemos que están sometidos a la presión política de acabar en el plazo fijado y por ello trabajan contra corriente". A pesar de ello, Maceda no duda en afirmar que las obras se están llevando a cabo en una parcela próxima a la carretera de Sant Lluís lindante con el cuartel de la Guardia Civil y por tanto "no podemos olvidar que hay un importante núcleo urbano que reside en la zona".
El abogado defensor apunta que una de las grandes denuncias expuestas al responsable de la obra fue que, "a pesar de que actualmente la situación ya es insostenible debido al horario de trabajo que realizan los trabajadores de la empresa adjudicataria, de las 8 horas de la mañana a las 21 horas de la noche con un parón de una hora para comer, se ha trasladado la iniciativa de ampliar la franja horaria de las seis de la mañana hasta las doce de la noche".

Maceda recalca que "la situación de los vecinos comienza a ser preocupante cuando hablamos de personas que en la mayoría de las veces trabajan en horarios nocturnos y que, cuando tienen un momento para descansar, se les priva de ello". Es por ello que el abogado baraja la posibilidad de cuantificar los perjuicios personales psíquicos y físicos a los que se somete a los vecinos como una de las medidas a poner en marcha. El abogado insinúa a su vez que "creemos que no ocurriría nada si se retrasaran las obras un par de meses a cambio de no jugar con la salud de los vecinos".

Ante todas estas denuncias, Maceda asegura que el arquitecto director se mostró receptivo ante estas propuestas e insinuaciones y se comprometió a trasladarlas a la organización competente comprometiéndose a dar una respuesta y una solución en un plazo máximo de una semana.