HISTORIA. Pilar Carbonero prometió su cargo de alcaldesa de Ciutadella a las 13.45 horas

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LL.A.C. Ciutadella
Esta vez no hubo sorpresas. El guión se cumplió y el pleno del Ayuntamiento de Ciutadella escogió ayer a la socialista Pilar Carbonero nueva alcaldesa del municipio. PSOE, PSM y Unió des Poble de Ciutadella de Menorca (UPCM) apoyaron la candidatura de Carbonero, mientras el PP y el Grupo mixto votaron la candidata de los populares, Antònia Gener. Ningún sobresalto, y Carbonero que se sitúa como segunda mujer en presidir el Consistorio en la época democrática.
Para que Carbonero fuera elegida alcaldesa, primero tuvieron que tomar posesión los dos nuevos concejales del PP Juana María Pons Torres y Jordi Salord, los relevos de los dimitidos Llorenç Brondo y Adrianne Sans. Para que la socialista tomara la vara de mando fue necesario el apoyo del PSM y también de UPCM.

Los primeros aseguraron que la responsabilidad les empujaba a asumir un gobierno "en el que debemos ser prudentes a la hora de plantear grandes proyectos de futuro por la situación económica heredada, pero hay otras cosas que no necesitan dinero y que haremos, como devolver la dignidad a la institución", afirmó Maite Salord. De su parte, Joan Triay cargó con dureza contra el grupo mixto, al que tildó como "el gobierno más indigno, ilegítimo e incompetente que han padecido nunca los ciudadanos de Ciutadella". Triay argumentó su apoyo a Carbonero "por ser un voto de ruptura total con la política díscola y con la política de decir que sí a todo y no hacer nada, para que se siga tirando de la manta, porque el pueblo tiene derecho a saber cómo se ha malversado su dinero".
Para que Carbonero fuera alcaldesa tuvo que ser derrotada Antònia Gener. La candidata del PP presentó su opción a pesar de saberse perdedora, pero recordando al nuevo equipo de gobierno que "defenderemos el lugar y el peso que nos corresponde según las urnas, pero también aquello que sea bueno para Ciutadella, con colaboración y consenso". Gener contó con el apoyo de sus ahora tres concejales, y también del grupo mixto. Su portavoz, Antònia Salord afirmó que "hemos gobernado con transparencia y sin engaños", y pidió al nuevo gobierno "que no dé siempre la culpa a quienes les han precedido para tapar su incapacidad".

Tras los discursos, llegó la votación. A sobre cerrado, y en urna. Pese a la intriga, todo estaba cantado y once de los 21 votos fueron para Pilar Carbonero, lo que la convertía en alcaldesa a las 13.45 horas.

La nueva primera edil tomó entonces la palabra y trazó la que será su línea de gobierno. Habló -tal cual Barack Obama- de un camino, "el de la esperanza por encima del miedo". Un camino que permita superar las dificultades heredadas, que en el plano económico Carbonero definió como "una economía debilitada a causa de la ambición particular y la irresponsabilidad de algunos". La otra herencia es, según la nueva alcaldesa, la de la pérdida de dignidad política, "una situación difícil de medir que supone otra crisis a superar".

Carbonero usó símiles literarios para explicar que el camino que ahora inicia "es duro, y actualmente difícilmente se puede apreciar entre un bosque denso y oscuro, un camino que incluso podríamos decir que no existe, pero que me comprometo a trazar con línea firme y gruesa". Una vía para la cual Carbonero prometió transparencia: "Haremos nuestro trabajo con las puertas y ventanas abiertas, a la luz del sol y ante todo el mundo porque es imprescindible recobrar la confianza entre el gobierno y el pueblo".

La nueva alcaldesa acabó su discurso asegurando que "estoy al servicio de Ciutadella", tomó el micrófono ya de la silla presidencial y cerró el día en que se la elegía como alcaldesa con el protocolario "se levanta la sesión".