Concurrencia. Ciudadanos y personas vinculadas a la política acudieron para presenciar la investidura, que marca el inicio de un nuevo ciclo
Laura Bañón Ciutadella
El Ayuntamiento de Ciutadella volvió a convertirse ayer en el epicentro político. El cambio de gobierno se materializó sobre lo previsto, sin sorpresas de última hora, como muchos se temían. Los ciudadanos no quisieron perderse la elección de la nueva alcaldesa, que termina con una etapa política convulsa en Ciutadella.
A partir de mediodía, una hora antes del pleno convocado a las 13 horas, empezó el goteo de ciudadanos hacia el Consistorio. El Saló Gòtic se quedó pequeño para dar cabida a todos. Las primeras filas se reservaron para las autoridades y representantes políticos invitados, por lo que fueron pocos los que pudieron seguir sentados la sesión de investidura que se prolongó durante una hora. La falta de asiento motivó algunas quejas, aunque al final a la gente de a pie no le tocó otro remedio que seguir el pleno sin silla.
Poco antes de la una empezaron a llegar las autoridades, formándose corrillos en la entrada del Ayuntamiento. Los políticos fueron saludándose unos a otros en un ambiente distendido, y muchos aprovecharon para expresar el pésame a la concejala Maite Salord por el reciente fallecimiento de su padre.
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