Herraiz. Llegó a Balears como futbolista profesional - M.P.

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Nacido en Jaén en 1960, aunque residente en la Isla desde hace una veintena de años, Ramón Herraiz Eisman ha sido proclamado Andaluz del Año 2009 por la Casa de Andalucía, un título que "me halaga y que me gustaría compartir con todas aquellas personas que se han involucrado para hacer realidad el proyecto de la entidad", unas palabras entrecortadas por la emoción, llenas de sentimiento y, cómo no, de pasión por las raíces del sur.

Ramón Herraiz llegó a Balears en 1985 para hacer realidad un proyecto ambicioso y de retos. Recaló en la isla vecina mayor como futbolista profesional para iniciar una trayectoria de ascenso con el Atlético de Balears. El equipo jugaba en Tercera División y la misión era llegar a Segunda B. Herraiz recuerda que fue una época de luces para el futbol balear, ya que "el Sporting también consiguió el ascenso a Segunda B". Mientras se afianzaba como una de las caras más conocidas del futbol balear, Herraiz compaginaba su afición con el ámbito laboral trabajando en una compañía de seguros. En 1990 fue trasladado a Menorca como responsable de la empresa y asegura que "cuando creía que estaba vendiendo un seguro me vendieron a mí un proyecto, un proyecto para todos los andaluces, el de montar una sede para la Casa de Andalucía".

¿Y cómo recuerda su llegada a Menorca?

Me sentí muy a gusto, noté que había un ambiente muy familiar y cálido que me permitió introducirme en la sociedad menorquina. Jugué a futbol con la Unión, con la que conviví tres años. Ascendimos a Tercera División. La verdad es que viví un momento muy bonito, pero llega un momento en que el fútbol se acaba. Empecé a conocer a gente y me sorprendió la cantidad de andaluces que había en Menorca. Me involucré en este proyecto de la Casa de Andalucía en 1995 como vocal de la entidad.

En enero de 2001 es elegido presidente de la Casa. ¿Qué supuso para usted el paso por la dirección de la entidad?

El primer acto que se celebró en mi mandato fue el Día de Andalucía en la Sala Augusta. Fue bonito poder presentarte como presidente de la entidad en el Día de Andalucía. Llegué en un momento complicado, la sociedad había quedado diezmada, con pocos socios y sin local. E iniciamos un proyecto ambicioso sin una previsión puesto que accedí a la presidencia accidentalmente porque no había candidatos, me señalaron a mí y quedé señalado. Se involucró mucha gente y conseguimos crecer, mejorar el programa de actividades, obtuvimos un local definitivo que era uno de los proyectos más ambiciosos y que se consiguió con el apoyo de mucha gente. Calculamos que por aquel entonces había unos 7.000 andaluces en la Isla.

Cuando cogió la vara de mando, se marcó como objetivos consolidar la entidad y conseguir más representación en algunos ámbitos de la cultura isleña. ¿Misión conseguida?

En líneas generales sí, aunque aún queda bastante trabajo por hacer. Sí que conseguimos el reconocimiento a nivel general y de todos los estamentos de la sociedad menorquina, así como el apoyo de la Junta de Andalucía, que nos ayuda económica y socialmente. Lo más bonito fue la implicación de tanta gente. Fue una experiencia importante y vital. Se consiguió crecer en número de socios y en presencia. Modestamente hemos ido mejorando en participación. La Romería que ya estaba instaurada ha ido a más. Se inició un proyecto que era el Festival Flamenco, al que conseguimos dar el realce que se merece. Se instauró el Festival de Sevillanas en memoria de Ana María Ortega Rubio y, cómo no, damos continuidad al Día de Andalucía, que es un acto importantísimo. Hemos conseguido la integración de nuestra cultura con la isleña. Para mí fue una experiencia enriquecedora que recomiendo que la vivan todos los andaluces. Mi idea siempre ha sido que la Casa debería ser como una comunidad de vecinos en que la presidencia fuera rotando más frecuentemente. Los cargos altruistas no suele atraer a la gente.Pero yo creo que está muy bien pagado, no económicamente sino en especies, que es mucho más gratificante.

Aunque las raíces nunca se pierden ni se olvidan, ¿se puede decir que ha echado de nuevas en la Isla o sigue fiel a sus orígenes andaluces?

Las raíces son las que son y no se pueden ni deben confundir, aunque sí que es cierto que después de tantos años también se echan raíces aquí. Me gusta Menorca y me siento menorquín. La familia la hemos creado en la Isla y si llevamos tanto tiempo es porque nos encontramos bien. Sí que te planteas en algún momento volver, pero cuando ya has consolidado tu vida personal y profesional te das cuenta de que ésta es tu casa.

¿Qué se echa de menos del sabor andaluz?

Además de las visitas que he ido haciendo a mi tierra, he tenido la suerte de acercarme a mi cultura a través de las actividades que organiza la Casa. Éste es uno de los objetivos de la entidad, sentir desde la distancia que podemos ejercer nuestro andalucismo con todo el respeto y la convivencia con la cultura que tenemos aquí tan respetable.

Noche de homenajes, emociones y arte andaluz

El próximo domingo, día 28, la Casa de Andalucía celebra el acto oficial del Día de Andalucía. Será el Teatre Principal el espacio que reúna homenajes, emociones y mucho arte andaluz. El encuentro comenzará a las 21 horas con la proclamación de Ramón Herraiz Eisman como Andaluz del Año 2009. Además se van a entregar menciones especiales a aquellos andaluces que han destacado por su labor dentro de la entidad. La Casa de Andalucía ha considerado que eran dignos de este reconocimiento Maite Castillejo, Lídia Ruiz y Roberto González. Pero la noche andaluza no sólo versará sobre homenajes y reconocimientos puesto que el público podrá disfrutar de las actuaciones de los Cuadros de Baile de la Casa, del Coro Rociero así como del arte del bailaor invitado, Luis Miguel López García.