Bañera. La zona ha sido acondicionada para colocar la máquina elevadora, pero ésta no ha llegado - Javier

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El mantenimiento y revisión de los barcos de gran tonelaje no se puede realizar en el puerto de Maó porque no existe una grúa 'travel lift' adecuada para levantar y varar en seco dichas embarcaciones, que deben viajar a Mallorca para pasar la inspección anual o reparar cualquier desperfecto, con el consiguiente gasto en combustible y dietas de las tripulaciones.

Es la denuncia que formulan las empresas afectadas por la falta de dicho servicio en Menorca, pese a que en junio de 2008 Autoridad Portuaria amplió la zona de varadero y anunció que instalaría el 'travel lift' e incluso que captaría clientes de fuera de la Isla.

El servicio no ha salido aún a concurso, la única máquina con capacidad para 75 toneladas que funcionaba en el Cós Nou, propiedad del empresario Pedro Pons Cardona, fue vendida por éste ante la incertidumbre sobre la continuidad de la autorización de ocupación temporal de que disponía, y las empresas se gastan el doble de lo que costaría aquí realizar el mantenimiento de sus barcos, además de dar trabajo a profesionales del puerto de Palma en lugar de beneficiar a los de su propia isla.

La bañera -como se denomina al espacio destinado a los barcos para su izado- está construida, con una capacidad para embarcaciones de 8,5 metros de ancho, frente a la que se usa actualmente para barcos de 6 metros, pero la máquina elevadora no se ha instalado.

"Un dineral"

Una empresa como la propietaria del catamarán "Don Joan", que realiza excursiones por el puerto de Maó, y del "Fiesta", radicado en Ciutadella, se gasta más de 25.000 euros para la revisión de ambos barcos, cuando si ésta se realizara en Menorca el desembolso podría quedarse en 10.000 euros. Así lo manifestó ayer el patrón del "Don Joan", Eduardo de la Cruz, quien lamentó que, sólo en el combustible para realizar la travesía, en pleno invierno, deben destinar alrededor de 4.000 euros, a los que se suman los gastos de alojamiento y comidas de los marineros que viajan a la isla vecina.

"Es un dineral", aseguró el empresario, "cuando las cosas van mal y la temporada se reduce a 40 o 50 días realmente rentables, es un gasto que deberíamos podernos ahorrar". A ese dinero extra hay que sumar el coste de las reparaciones y mantenimiento de los barcos, muchas de ellas realizadas por la propia tripulación, pero otras encargadas a las empresas auxiliares. El puerto de Palma cuenta sin embargo con un 'travel lift' para embarcaciones de hasta 700 toneladas y 60 metros de eslora, lo que le sitúa como punto estratégico en el Mediterráneo en el sector de la reparación de superyates. El servicio de la grúa motorizada está gestionado por la firma STP.

Otra de las quejas de los empresarios marítimos es que el único mes en el que se les concede cita para las inspecciones es enero, en pleno invierno, lo que alarga aún más los desplazamientos, debido al mal tiempo, y la duración de las estancias de la tripulaciones en Mallorca, ya que no todos los días hace buen tiempo para acondicionar los barcos. Además, De la Cruz explica que transcurridos cuatro o cinco meses, los cascos de las embarcaciones ya no están en las perfectas condiciones de limpieza que sería deseable para iniciar la temporada.