Juicio. Los acusados admitieron haber golpeado al guardia en la madrugada del 12 de febrero de 2006 - Archivo

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El médico de Carlos Raengo, el guardia de seguridad que falleció días después de ser golpeado al mediar en una pelea, asegura que el agredido "no murió a consecuencia de una cirrosis" ni de ninguna de sus complicaciones habituales, y denuncia que en el caso, cuyo juicio se celebró el pasado día 9, no se ha hecho justicia.

Según el doctor Luis Miguel Benito de Benito, que en un escrito dirigido a este diario asegura haber sido el médico del fallecido durante años, afirma que "pocos de los que trabajábamos en el Hospital Verge del Toro albergábamos la más mínima duda de que Carlos no estaría agonizando en la UCI de no ser por la paliza que le dieron".

El galeno manifiesta respeto por los profesionales que realizaron la autopsia del guardia fallecido, pero subraya que las conclusiones, contrastadas con la opinión de otros forenses de la Península, no son correctas. Como médico especialista en el aparato digestivo, Luis Miguel Benito defiende la presencia de úlceras causadas por el estrés debido al traumatismo craneoencefálico, ajenas a la cirrosis padecida por Carlos Raengo, y cuestiona que en la autopsia se obviara la apertura del cráneo "simplemente porque ya se había hecho un escáner cerebral". El médico del fallecido asegura que sus apreciaciones no fueron tenidas en cuenta, ni siquiera por la defensa de la acusación particular, y que la sentencia emitida, después de la conformidad entre las partes, dista mucho de hacer justicia. La indemnización a los familiares de Raengo, a cargo de los agresores, es de 210 euros. El médico apunta que todo hubiese sido "muy diferente" si la muerte del guardia de seguridad se hubiera vinculado a un accidente laboral.