Escanero. Es natural de Es Castell, aunque reside en Catalunya - M.P.

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Nació en Es Castell en 1938. De acuerdo a la tradición familiar, siguió la carrera militar, además de licenciarse y doctorarse en Historia en la Universitat de Barcelona. Ha sido profesor titular del mismo centro hasta su jubilación, aunque mantiene su faceta de investigador en un instituto universitario, además de impartir clases en las universidades de California e Illinois. Mantiene activa su prolífica carrera como escritor. Prevé publicar en mayo una biografía de Alfonso XIII titulada "Alfonso XIII, rey de espadas". En noviembre presentará un libro sobre el humor del franquismo, "Cuando nos reíamos de miedo", y en enero publicará otro texto sobre la historia contemporánea de España. Tiene a su vez en trámites de edición una novela sobre la Guerra del Francés. Gabriel Cardona Escanero fue ayer el ponente del debate "Quin model de poble volem?", organizado por la Asociación de Vecinos de Es Castell.

¿Qué modelo querría usted para Es Castell?
Un pueblo a la ribera del mar con una herencia inglesa colonial, que mantenga su carácter. Un pueblo donde se pueda vivir.

¿Y cómo ve el estado de salud del patrimonio del municipio?
Quiero Es Castell porque es donde he pasado mi infancia y donde se recogen los mejores recuerdos. En la medida que te alejas, los valoras más. A pesar de ello, desde mi punto de vista Es Castell ha perdido sus orígenes y por tanto, también su identidad.

¿Qué propondría para convertir Es Castell en un municipio donde poder vivir?
Por un lado, la Esplanada está limitada por dos ruinas, dos catástrofes que deberíamos recuperar. El Cuartel de Intendencia debería integrar todas aquellas instituciones que corretean por Es Castell como Peña Ciclista, Ateneo, Centro de Cultura, biblioteca, y acompañarlo con un museo etnográfico que hable de las raíces de Es Castell. El otro cuartel debería albergar un instituto y una escuela de Formación Profesional. Además, en Porto Fino tienen un puerto que no es más bello que el de Calasfonts, pero luce mucho más. Hace falta homogeneizarlo, normalizarlo y darle estilo. Por ejemplo, el 90 por ciento de las embarcaciones deberían ser llaüts para no perder la identidad. A su vez, deberíamos recuperar la punta de Calasfonts como espacio libre y trasladar por tanto el Club Náutico.

Por otra parte, la arquitectura del pueblo debería tener estilo propio, que es el inglés menorquín, eso sí, sin prescindir de la modernidad y sin convertir el casco antiguo en un museo. Por otra parte, a Es Castell le faltan árboles y le sobran coches. Y es que con el clima que tiene Menorca es mucho mejor tener el coche en la cochera. El automóvil está muriendo a consecuencia del propio éxito porque la aglomeración, la gran cantidad de coches que circulan lleva a que cada vez lo utilicemos menos y nos desplacemos en transporte público.

¿Y qué propone para reducir la aglomeración de vehículos?
Deberíamos reducir una tercera parte de la circulación actual. Además, en verano debería prohibirse en según qué horarios. Con ello mejoraríamos la calidad de vida y el impacto visual. La solución es clara. Detrás del Cuartel de Intendencia hay un patio en el que, unido a la antigua panadería, se podría construir un aparcamiento subterráneo y, a nivel de calle, sería un lugar ideal para ubicar, por ejemplo, la feria de Sant Jaume. Otra zona que podría servir es el solar que hay al lado de los pabellones militares donde se podría hacer un aparcamiento de varios pisos en altura. Para saber cuál es el aparcamiento ideal sólo hace falta observar el de la Esplanada de Maó y hacer todo lo contrario. Tampoco deben ubicarse en las afueras de la ciudad.

Así, usted estaba totalmente de acuerdo en que la Esplanada de Es Castell acogiera un aparcamiento subterráneo.
Completamente. Pero si no se hizo, hay otras alternativas como estos solares que he nombrado.

¿Y cree que este cambio de mentalidad funcionaría?
Si funciona en Italia, puede funcionar en Menorca.

La Isla está siendo estudiada para ser Patrimonio de la Humanidad. ¿Lo ve factible?
Lo veo más bien difícil. Se han hecho verdaderas destrucciones de paisaje. Para conseguirlo, se deberían enderezar muchos aspectos.