golpe. Ayer los daños fueron menores, pero el temor de los vecinos es que se repita lo del año pasado, cuando el balcón quedó destrozado - M.T.C.

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El domicilio situado en el número 70 de la calle Ciutadella de Maó mantiene una tensa relación con los camiones de gran tonelaje, de hecho estos vehículos se han convertido en la pesadilla de sus moradores. Ayer por la mañana, uno de estos vehículos volvió a dejar su huella en el balcón del inmueble. La historia no es nueva. Más bien todo lo contrario. Se ha repetido entre seis y ocho veces en los últimos cinco años.

El problema radica en que algunos de los camiones de grandes dimensiones que pretenden bajar al puerto se despistan y entran en la ciudad. Cuando alcanzan la entrada a la Avenida José María Quadrado se percatan de su error y quieren enmendarlo dando la vuelta a la minúscula rotonda ubicada en el punto de encuentro de las calles Ciutadella, Cronista Riudavets y la propia Avenida José María Quadrado.

El reducido espacio que tienen los camiones para girar provoca que algunos de ellos acaben topando con el balcón del número 70 de la calle Ciutadella, dejando daños de mayor o menor empaque. Ayer fue una severa magulladura, pero el año pasado, concretamente a comienzos de marzo, el balcón quedó destrozado, con el correspondiente susto para sus propietarios.

Margarita Teixidó, una de las vecinas que vive la pesadilla de los camiones, explica que la situación es angustiosa y que desde el Ayuntamiento de Maó no se les ofrece ninguna solución. Comenta que hace unos meses mantuvieron una reunión con el concejal de Movilidad, Mateu Llabrés, y un responsable de la Policía Local, y que se les llegó a asegurar que la rotonda iba a ser eliminada. No obstante, han pasado los meses y la rotonda sigue allí. "Además ahora nos ha llegado que no tienen intención de quitarla", afirma con evidente enfado Teixidó.

"No nos hacen caso"

Los afectados viven inmersos en la impotencia, "no sabemos qué hacer, el Ayuntamiento no nos hace caso". Cada vez que se produce una colisión presentan la correspondiente denuncia. Ayer uno de los encargados de la tienda del local de abajo cogió la matrícula del vehículo, lo que facilitó los trámites. Explica que en cada una de las ocasiones denunciadas se les ha abonado el importe de la reparación de los desperfectos, "pero lo que nos preocupa es que cuando nos golpean vibra la casa, se mueve, y es un edificio que tiene ya cuarenta años". Además comenta que la reparación del año pasado les hizo perder el diseño original del balcón, un daño incuantificable pero con significado para estos vecinos para los cuales asomarse al balcón es más una actividad de riesgo que un modo de contemplar el mundo exterior.