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Me llamo José Giménez Pons y tengo 54 años. Estoy casado y tengo una hija. Nací y vivo en Alaior. Inauguré mi pastelería hace 33 años. Soy presidente de la Asociación Profesional de Pastelería, Panadería y Afines de Menorca y celebraremos nuestra Patrona el próximo domingo a las 12 horas en El Toro con una degustación de pastelería artesanal. Mis aficiones son la música clásica, los libros de pastelería y, por supuesto, elaborar pasteles.

Su dedicación y afición por la pastelería ¿le viene de familia?
Eso era lo que yo investigaba hace años porque ningún familiar se dedicaba a ello. Mi padre tenía un negocio propio de calzado pero yo entré con 7 años en La Menorquina. Después, estuve trabajando en Barcelona y Andorra hasta que hace 33 años inauguré mi propia pastelería en Alaior.

¿Qué parte de su trabajo es la que más le gusta?
La verdad es que yo nunca me he levantado a las 5 de la mañana. Lo de la fermentación lo suelo hacer algo más tarde, así que abrimos a las 9. Trabajo codo con codo con mi mujer y tocamos todo lo que hace referencia al dulce, desde bombones a bollería. Me encanta mi trabajo y siempre intento hacer cosas nuevas. Lo mío es totalmente vocacional. La época que más me gusta es la Navidad porque disfruto elaborando turrones, productos con chocolate o caramelos.

¿En alguna ocasión le han hecho un encargo fuera de lo común?
Bueno, sí, y la verdad es que lo pasé bastante mal porque no me salía. Me encargaron que hiciera un miembro viril de mazapán. No suelo hacer este tipo de cosas, pero me había comprometido. Por otro lado, estoy orgulloso de una capilla de azúcar que hice para la comunión de mi hija. Tenía cuatro pisos y me quedó preciosa.

¿Qué opina de que cada vez se esté consumiendo más bollería industrial?
Yo no lo critico, pero creo que es la gente quien tiene que saber apreciar la bollería artesana. Cada cosa tiene su sabor. La bollería industrial sabe muy parecida porque utilizan una fórmula concreta, además de conservantes o emulgentes, entre otras cosas. Nosotros, al trabajar a pequeña escala, podemos jugar con los sabores. Para nosotros el conservante no existe, no es necesario.

¿Qué hará una vez que se retire?
No me imagino tener que jubilarme. Quiero seguir siendo pastelero, de hecho, me encantaría poder enseñar a grupos de jubilados cómo hacer las pastas típicas de Menorca, para que no se pierda, desde crespells a pudings... Haré lo que pueda para contribuir a que se mantengan nuestras recetas.