LA PIEZA. Óscar Fernández, levantando el enorme calamar - MARC PONS

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De pequeños todos alguna vez hemos jugado a exploradores. Se trataba de pasear por alguna zona intentando buscar cosas nuevas, algo que luego pudiéramos explicar a nuestros amigos y familiares con muchas exclamaciones y poniendo cara de algo trascendental. Pues bien, la exploración que Marc, Adrià y Franch hicieron el pasado sábado por la tarde por la Platja Gran de Ciutadella les deparó una grata sorpresa, de esas que pueden ser explicadas con aire trascendental y con cara de victoria.

En la orilla de la playa, medio varado, descubrieron un calamar de grandes dimensiones. 140 centímetros de largo y nueve kilos de peso. Todo un hallazgo, que corrieron a comunicar a sus familiares. Uno de ellos, Marc Pons, cogió enseguida la cámara de fotos para inmortalizar al animal junto a las criaturas y también a quienes ya no pueden considerarse tan criaturas. Pons explica que "nunca había visto un calamar tan grande", algo que también pensaron los descubridores del sábado por la tarde, puesto que pusieron el animal en una carretilla y lo pasearon por la zona, enseñándolo orgullosos a quienes pasaban por la zona, y a sus familiares y amigos. Al fin y al cabo, no todos los días encuentra uno un ejemplar de calamar que bien podría derivar en el argumento de alguna novela de Jules Verne.

Tras el paseo triunfal, que incluyó también fotografías del calamar con Marina y Raquel, el calamar fue devuelto al mar. Quien sabe si los niños descubridores imaginaron que el animal navegaba hacia el fondo del mar, para encontrarse con Bob Esponja, ese peculiar fenómeno televisivo que tanto atrae a la juventud. Seguramente Marina, Raquel, Marc, Adrià y Franch nunca tendrán tan cerca un calamar que se parezca tanto al Calamardo que ven por la televisión. Como mínimo, el ejemplar hallado el sábado es mucho más real, y si bien no es habitual encontrar especímenes de tal tamaño, estos tres niños podrán presumir más de él que no de su colega de especie que sale en la tele, y que deleita a pequeños y no tan pequeños. El del sábado no era Calamardo, pero sí un calamar inmenso, un calamarazo, como mínimo.