Una inversión multimillonaria como la necesaria para la construcción del dique de Ciutadella (cuyo coste final aún es una incógnita) debe aprovecharse al máximo. Bajo esta premisa, surge una propuesta para permitir que la nueva infraestructura albergue amarres de pequeñas embarcaciones, sobre todo de tránsito. Una idea que hasta ahora ha sido descartada, pero que continúa sobre la mesa.
El nuevo puerto está formado por un dique exterior, que se levanta cuatro metros y medio por encima del nivel del mar. En el interior de este dique, se levanta otro, separado del primero por una lámina de agua, una especie de canal artificial, flanqueado a banda y banda actualmente por un muro de cuatro metros y medio de alto. Con el proyecto actual, este canal sirve únicamente de espacio para contener la fuerza del mar en caso de temporales. La propuesta de mejora de la instalación pretendía utilizar este canal para el amarre de embarcaciones. La clave estaría en la reducción de la altura de los muros.
De esta manera, como se puede apreciar en el gráfico adjunto, los dos diques, tanto el exterior como el interior, tendrían en uno de sus lados la altura actual de cuatro metros y medio, pero en el margen situado en el interior del canal, esta altura se podría reducir hasta los dos metros para permitir el amarre de pequeñas embarcaciones. Los defensores de esta propuesta aseguran que la medida no restaría ni un ápice de seguridad a la estructura, e incluso, para incrementarla, proponen ubicar encima del dique exterior una pared acristalada, similar a las que se colocan en las autopistas para aislarlas acústicamente, para así fortalecer la seguridad de la estructura y a la vez no levantar más estructura de hormigón que impidiera la visión del mar.
Los promotores de la idea admiten que es una propuesta que no será operativa todo el año, y por eso centran la utilidad de esta iniciativa en los amarres de tránsito. Se trataría de disponer de zonas donde dejar las embarcaciones de los turistas náuticos que vengan a pasar unos días en Ciutadella. Incluso se habló de habilitar un servicio para transportar a los pasajeros de estas embarcaciones desde el dique hasta la bahía de Ciutadella, para así facilitarles la visita a la ciudad. Además, en caso de previsiones meteorológicas adversas que hicieran peligrar el amarre en el canal del dique, se podría cerrar el servicio durante esos días, evitando las reservas durante el tiempo que el mar no recomendara el amarre.
El futuro del puerto
La idea de habilitar amarres para pequeñas embarcaciones en el dique enlaza con la reordenación del puerto interior de Ciutadella, una vez que los grandes buques de las navieras pasen a operar en el dique y liberen un espacio más que considerable en el interior de la bahía. Será el momento de dar un nuevo uso a ese espacio, y todo apunta a que se ganarán un buen número de amarres. El dilema, entonces, será determinar si esos amarres son de base o de tránsito. Es decir, si son para satisfacer la demanda de los ciudadanos que quieren amarrar una embarcación todo el año, o se destinan a reservas de amarres para los turistas náuticos que quieran visitar la Isla. Teniendo en cuenta la elevada lista de espera para disponer de un amarre, e incluso la situación de aquellos que no adquieren una embarcación por no tener donde ponerla, es muy previsible que el grueso de este nuevo espacio portuario se destine a los amarres de base.
Si eso fuera así (y según varios agentes relacionados con el puerto probablemente lo será), faltaría espacio para los amarres de tránsito, fuente de ingresos muy importante. Es aquí donde los defensores de esta iniciativa esgrimen la importancia de aprovechar el dique. Sería una manera, aseguran, de amortizar una infraestructura de tan elevado coste, y también de ofrecer más amarres en Menorca sin necesidad de construir otras instalaciones en la costa, sino que se aprovecharía una que gozó en su día de un gran consenso social y político.
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