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Me llamo Natalia Tamayo Torres y tengo 35 años. Nací en Colombia pero vivo en Alaior desde hace dos años. Soy grabadora y, junto a mis compañeros Pere Pons y José María Cáceres, promovemos la Escuela Internacional de Grabado 'Xalubinia'. El poco tiempo libre que me queda se lo dedico a mi hija Elena, de tres años.

¿Por qué motivo vino a vivir a la Isla?
Fue un cúmulo de casualidades. Yo estudié Bellas Artes en Nueva York. Ahí conocí a mi compañero, quien obtuvo una beca para realizar trabajos en España. Nos trasladamos a Granada y llegamos a la conclusión de que nuestro sueño sería crear una escuela similar a la escuela en la que nos conocimos, es decir, un espacio que otorgara importancia a la práctica en taller y que permitiera que trabajaran juntas muchas personas de diferentes países.

Entonces es cuando Pere Pons entra en escena...
Si. Él estaba viviendo en Granada y coincidimos con él en la misma idea de crear tal espacio. Empezamos a maquinar, a darle forma al proyecto y fue así como presentamos una propuesta junto a una exposición llamada "El gravat: un art compartit", en la que se mostraban 30 grabados de diferentes artistas. Fue en Alaior, hace tres años.

¿Y cuál fue su primera impresión una vez realizada la exposición y presentada la propuesta?
Pues nos quedamos sorprendidos y a la vez asustados de la buena acogida que tuvo. Nos vinimos a Menorca con todo el taller que teníamos en Granada y empezamos a hacer tratos, convenios... todo lo que conlleva promover la creación de un centro con estas características. Empezamos a dar clases en un espacio provisional hasta que el Ayuntamiento nos cedió el local donde estamos actualmente.

El 19 de mayo inaugurarán el Centro en la Escuela del Ramal.
Así es. Contaremos con Federico Mayor Zaragoza para el acto de presentación. La antigua escuela del Ramal es un bonito edificio emblemático de cien años que, gracias a la inversión en restauración, ha dado vida al recinto. Queremos que, además de ser un centro de grabado, sea un espacio de encuentro y de intercambio de jóvenes artistas.

De hecho, pronto viajarán a Nueva York con dos de ellos...
Sí, es todo un estímulo para los estudiantes. Nos ilusionaría ver que en algún momento el centro se convierte en un punto de encuentro de todas las expresiones artísticas y culturales. Que haya un debate permanente sobre arte y cultura. Nosotros tenemos una dirección muy social con todo lo que hacemos, buscamos la convivencia entre artistas.