Garantía. El mariscador Manolo Cabrera, junto a la depuradora que tiene en el puerto de Maó - Javier

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El Consell de Menorca informó ayer que está a la espera de conocer los últimos resultados de los análisis que lleva a cabo de forma regular en las aguas de la zona de marisqueo de su competencia en el puerto de Maó. La institución insular tendrá estos datos la semana próxima y en función de ellos actuará según informaron las mismas fuentes que rechazan cualquier tipo de alarmismo. De hecho, los mariscadores continúan su actividad extractiva y comercial. El Consell también negó que el pasado mes de febrero decretara la paralización de las capturas de mejillón y escupiñas, al ser ésta una competencia del Govern. Este periódico ha podido saber que la parada apenas se prolongó varios días y el causante era la bacteria E. Coli, propia de aguas sucias, que el molusco elimina en apenas unos días. Esta incidencia, considerada de carácter menor, no se producía en el puerto mahonés desde al menos hace cinco años.

El sector se muestra preocupado por la alarma generada sobre el estado de las aguas del puerto. "No entiendo el alarmismo, estos análisis se realizan de forma regular y nadie nos ha impedido vender. El otro día nos reunimos con responsables del Consell para tratar sobre las nuevas normativas y otros temas como hemos hecho otras veces", apuntó Manolo Cabrera, uno de los siete mariscadores del puerto. "No sabemos si existe o no plomo en el agua. El mejillón lleva de por sí plomo y hay unos índices permitidos. Tampoco sé si el movimiento de lodos en el puerto puede perjudicar al mejillón, de momento esperamos los análisis y no se ha paralizado la venta", señaló el mariscador, en contra de las voces que apuntan sobre los efectos negativos que puede tener el reciente movimiento de los materiales pesados existentes en el fondo marino de la "colàrsega" tras el dragado realizado por Autoridad Portuaria.

Cabrera, al igual que el resto de mariscadores disponen hoy día de depuradoras donde sanean sus capturas. "El puerto tiene unas aguas de tipo A y no hace falta depuradora, pero nosotros las tenemos como doble garantía de seguridad", explica. El molusco se sumerge en grandes depósitos que acumulan hasta 2.000 litros de agua y a través de un circuito cerrado y mediante un tratamiento de ozono y rayos ultravioleta, el mejillón filtra y desecha las posibles impurezas. "No hay nada más preciso para detectar la calidad de las aguas que un mejillón, por ser uno de los mayores filtradores de agua de la naturaleza y los análisis no detectan nada", reitera el mariscador. Al respecto, Cabrera afirma que además de las observaciones periódicas de la Conselleria insular de Agricultura, a título personal realiza otros análisis mensuales de su capturas. "Tengo un registro sanitario para asegurarme del perfecto estado del mejillón y este alarmismo puede perjudicar las ventas", explica. Un mariscador puede llegar a comercializar en una temporada buena hasta 70.000 kilos de mejillón.