EXPLICACIONES. Andreu Bosch, Pilar Carbonero y Anna Maria Pons zanjaron la crisis que destapó la pasada semana este periódico - Cris

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"Los conflictos son inherentes a la condición humana, pero ahora me siento a gusto". Con estas palabras Anna Maria Pons Capella zanjaba la crisis suscitada en el grupo municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Ciutadella después de que ella manifestara su cansancio y su voluntad de cambiar de áreas. Tanto Pons como Pilar Carbonero, alcaldesa y secretaria general de la agrupación de Ciutadella, admitieron que habían habido discrepancias, tal como destapó este periódico, pero explicaron que tras un período de reflexión éstas quedaban zanjadas con la reestructuración del organigrama y que, además, habían servido para enriquecer el debate.

Los cambios en el organigrama serán mínimos, y no comportarán ningún cambio en las dedicaciones exclusivas. Anna Pons mantendrá la responsabilidad sobre la Policía, pero renuncia al área de gobernación, cartera polémica con temas como la pospuesta modificación de la ordenanza de la ocupación de la vía pública o la regulación de los taxis, que pasará a manos de Guillem Bosch. La continuidad al frente de la Policía, el área seguramente más polémica y mediática de este mandato, lo explica Carbonero "porque ha sido gracias a ella que se ha podido cerrar el acuerdo para garantizar el servicio, y también porque es la artífice de la apuesta por la policía de proximidad".

Con el cambio, Pons deja gobernación pero asume la responsabilidad sobre las obras del segundo Plan E, a punto de iniciarse. Por su parte, Guillem Bosch renuncia al área de deportes, que gestionará a partir del cambio Antoni Anglada. Y hasta aquí los cambios. Ni se modifica el cartapacio para aumentar la responsabilidad de Anglada por un hipotético cese de éste como director insular, ni cambian las dedicaciones exclusivas.

El PSOE escenificó ayer su apoyo a Anna Maria Pons Capella, y lo exteriorizó en boca de Pilar Carbonero y Andreu Bosch. Carbonero definió a Pons como "uno de mis pilares dentro del gobierno, a la que hay que agradecer el trabajo que está realizando". Bosch, por su parte, aseguró que "tiene el apoyo de todo el grupo municipal por el enorme trabajo realizado, más aún teniendo en cuenta la situación heredada". A pesar de estas palabras, ambos asumieron la existencia de , según dijeron, discrepancias, disfunciones o desacuerdos. Una de las bases de estas diferencias fue el aplazamiento de la ordenación de ocupación de la vía pública que había impulsado Pons. En este sentido, la secretaria general socialista explicó que "en el pacto entre PSOE y PSM no figuraba la modificación de la ordenanza, pero al ver que existía una cierta demanda de ella nos animamos y quisimos hacerlo. Nos hizo ilusión llegar a un acuerdo político y con los agentes implicados. El punto de discrepancia vino al decidir cuándo debía aplicarse, y decidimos posponerlo hasta después del verano, cuando Pons era la primera que quería aprobarla mucho antes".

La propia concejala aportó otra pista sobre su agotamiento. "La negociación para la reforma de la Policía Local ha sido muy dura, un camino difícil que hemos querido recorrer para implantar un cambio de modelo para el cual ya hemos aplicado la base y ahora la senda será más fácil", explicó. De hecho, confesó en la rueda de prensa que "es cierto que tras esta experiencia he pensado varias veces que mi dedicación al Ayuntamiento podría acabar en 2011, pero sabiendo cómo soy, seguro que a partir de esa fecha seguiré trabajando para el pueblo, bien sea en una asociación o en una entidad".
Con esta solución, el PSOE zanja una crisis de partido "pensando en el grupo y dando respuesta a la petición de Pons", según Carbonero. Con los cambios, Guillem Bosch sube escalones en la lista de pesos pesados del Consistorio. Bosch, que ya tuvo que negociar arduamente para sacar adelante los proyectos del primer Plan E, se las tendrá que ver ahora con todos los implicados en la modificación de la ordenanza de vía pública, un tema que ha levantado ampollas en Ciutadella. Mientras, Anglada, que se apuntaba en las quinielas como posible concejal reforzado, continúa con áreas menores, a expensas aún de lo que pueda pasar con la reestructuración del Consell.