Sistema. La receta electrónica beneficia especialmente a las personas con una enfermedad crónica - Javier

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Una señora acude decidida a la farmacia para adquirir su dosis de comprimidos para la hipertensión, la diabetes y el insomnio. Cuando le toca su turno, el farmacéutico recoge la tarjeta sanitaria individual para comprobar que la paciente ya puede retirar la medicación. "Señora el ordenador me dice que usted no tiene dispensaciones pendientes", comenta el licenciado. "¿Y cuando me toca, entonces?", se pregunta la clienta.

Ésta es una de las situaciones más frecuentes que se dan en las farmacias desde que se implantó la receta electrónica, a finales de 2008. Así lo constata el sector farmacéutico de la Isla que en líneas generales valora positivamente la adaptación a la era tecnológica actual aunque detecta problemas en el programa informático. "Es muy rígido y no permite ningún tipo de maniobra a los farmacéuticos", asegura el licenciado Rafael Palliser, de la farmacia Cavaller de Ciutadella.

A pesar de todo ello, el colectivo de profesionales asegura que la implantación de la receta electrónica supera con creces el uso de la receta tradicional. En Menorca, ya llegan al 66,39 por ciento de las que dispensa el Área de Salud.

El sector coincide en que el sistema ha permitido un exhaustivo control farmacéutico de la posología de cada paciente y que al mismo tiempo ha generado la detección de malas conductas en la ingesta médica. "Con la receta tradicional la gente iba al centro de salud para que le recetaran el medicamento, cuando lo acababa repetía consulta ya fuera al cabo de un mes, dos o medio", explica Rafael Palliser quien agrega que "la receta electrónica no ofrece margen de equivocación, si se toma un comprimido cada día, al mes deberá recoger su receta, no al cabo de dos meses por no habérselo tomado ni a los quince días por ingerir dos diariamente". Con ello, uno de los farmacéuticos consultados explica que "al paciente no se le explicó el funcionamiento de esta receta electrónica por lo que muchos creen que es como una Visa, que se puede pasar la tarjeta cada vez que uno quiera".

La puesta en marcha de este servicio también ha permitido reducir el número de medicamentos que el paciente acumulaba en casa, puesto que la dosificación no ofrece margen para el almacenamiento.

Uno de los problemas llega cuando la dosificación no es tan matemática, como puede ser el caso de inhaladores o cremas. El farmacéutico se ve obligado a enviar al paciente al médico para corregir la posología tantas veces como haga falta.

Por otra parte, desde la farmacia Seguí Puntas de Maó resaltan que aunque el cliente no deba acudir a la enfermera para que le receten el medicamento, en muchos casos, como puede ser en pacientes polimedicados, deben ir a la farmacia varias veces puesto que la dosificación es diferente para cada uno de los fármacos.

El sector farmacéutico propone a su vez la mejora del servicio respecto a los médicos no titulares que tan sólo pueden activar una tarjeta electrónica para un periodo máximo de tres meses.

28.000 pacientes en la red

Según informa la Conselleria de Salud y Consumo, desde el momento en que el servicio de receta electrónica se implantó en la Isla -día 15 de octubre de 2008 en el Canal Salat de Ciutadella y Ferreries con una difusión en los demás centros que quedó completada el 5 de noviembre- se han registrado 838.075 prescripciones a 27.973 pacientes. A su vez, fuentes de la Conselleria resaltan que la utilización de la receta electrónica en la zona de Poniente (Canal Salat y Ferreries) es ligeramente superior a la de Levante (Verge del Toro, Es Banyer y Dalt Sant Joan). Respecto al hospital Mateu Orfila, el último de las Islas en implantar el sistema, tan sólo el 4,5 por ciento de los servicios cuentan con la receta electrónica. La Conselleria prevé que a finales de año la implantación sea del cien por cien. También avanza que las posibilidades de dispensación de un medicamento genérico son mayores en la modalidad electrónica que en la tradicional.