Residencia. El vandalismo se hace dueño del edificio - Gemma Andreu

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El vergonzoso estado de abandono y deterioro del antiguo hospital Verge del Toro ha escrito este fin de semana la enésima página negra de su decadencia. A las ventanas rotas convertidas en dianas, la acumulación de todo tipo de basuras y enseres rotos, se suma la aparición de varios cuadernillos con datos personales sobre algunos pacientes.
Esparcidos por las inmediaciones de la vieja zona habilitada en Urgencias para las ambulancias, algunos viandantes sorprendidos se han encontrado de bruces con informes de asistencia del 061. En ellos se reseñan datos personales de los pacientes, el motivo de la asistencia, fecha, hora y lugar. En uno cogido al azar por "Es Diari" se puede leer claramente el nombre de una joven de 16 años atendida el 20 de julio de 2005 en Binibèquer, cuando se encontraba inconsciente por una intoxicación etílica. El informe se completa además con una copia. Las viejas dependencias del servicio de ambulancias tienen además la entrada franca, la puerta está rota y en el interior se puede apreciar un archivador tirado, un camastro, basura y botellas de alcohol en lo que parecen restos de un botellón.

Protección de datos

La Ley de Protección de Datos obliga a guardar o destruir este tipo de documentación privada, y sin embargo estos papeles se dejaron aparentemente olvidados y perdidos durante el traslado al nuevo hospital Mateu Orfila. Mientras tanto, la moribunda residencia se descompone desde hace tiempo como un cadáver putrefacto a la espera de una decisión política sobre su futuro que nunca llega. La conversión en un centro sociosanitario se antoja lejana y la Tesorería General de la Seguridad Social, actual propietario, no muestra ningún intento por frenar el vandalismo que se ceba con el demacrado edificio.