Reconocimiento. Marcos Carreras fue durante 25 años miembro del comité ejecutivo de PIME - Gemma Andreu

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Con el aplomo de quien regresa a la que fuera su casa durante un cuarto de siglo, Marcos Carreras, (Maó, 1942) saluda afable a sus antiguos colaboradores de "Es Diari". Se jubiló en 2008 siendo presidente del Consejo de Administración de Editorial Menorca y, hace tan sólo unos días, sus "compañeros y amigos" de PIME -patronal a la que también estuvo ligado 25 años por su trabajo en el comité ejecutivo y al frente de la vicepresidencia-, acaban de concederle la Medalla de Oro en reconocimiento a su prolongada dedicación a la entidad, que le será entregada hoy.

Por tradición familiar debía haber sido payés, pero la vida le llevó por otros derroteros empresariales en los que logró pronto el éxito. Este perito mercantil creó su primera empresa de bisutería al mismo tiempo que hacía el servicio militar, aunque para Carreras el mayor acierto de su vida fue su matrimonio con Francisca Seguí y el nacimiento de sus cuatro hijos. "Sin ninguna duda es mi otra mitad. Sin mi mujer no hubiera logrado lo que he conseguido", dice con la voz quebrada. Ahora se confiesa un "jubilado fracasado", porque apenas ha cumplido un tercio de aquello que se había propuesto hacer tras dejar de trabajar. "Soy un incontinente verbal" señala con una media sonrisa y "siempre me encargan hacer algo", justifica. En sus pocos ratos libres ha vuelto a disfrutar de la tarea de la que vivían sus ancestros, la tierra. Atraído por la agricultura ecológica explica cómo acabar con la polilla del tomate que el año pasado esquilmó buena parte de las cosechas de este fruto en la Isla. "Hay una planta llamada olivarda que antiguamente utilizaban los payeses para matar las pulgas y que ahora parece ser beneficiosa. En ella sobreviven unos gusanos que se comen las larvas de la tuta", relata.

Incluso jubilado los empresarios no se olvidan de Usted. ¿Qué representa la Medalla de Oro de PIME?
Es una satisfacción que espero compartir con mis compañeros de juntas. Durante más de 25 años pertenecí al comité ejecutivo; éramos empresarios y acabamos siendo amigos. Yo no he hecho nada para lograr la medalla, el mérito es de todos.

Estuvo en el comité ejecutivo 25 años, pero nunca llegó a ser presidente de PIME. ¿Por qué no quiso ese cargo?
No pude. Era presidente del Consejo de Administración de Editorial Menorca y pensé que éticamente no era compatible con la presidencia de una patronal. Yo no podía manifestarme a favor o en contra de algo o alguien en PIME y a la vez ser el árbitro del medio de comunicación donde debían salir esas declaraciones. Pensé que no era ético y esto "me salvó" de ser nombrado presidente. Además, hubo magníficos presidentes y yo no hacía falta.

Un cuarto de siglo en PIME. ¿Cómo recuerda los inicios de la asociación?
En la transición nacieron asociaciones embrionarias de la nada. En el régimen anterior sólo existían los sindicatos verticales donde estaban representados los empresarios y los trabajadores. Por eso, con la llegada de la democracia hubo que preparar las bases, los cauces de participación y relación futura entre trabajadores y empresarios. Ayudé a fundar la Asociación de Comerciantes de Menorca y AGRAME, entidades que después convergieron en PIME.

¿De qué se siente más orgulloso de su paso por PIME?
Del trabajo por el bien común. El trabajo por el que uno no recibe una compensación económica directa es el que siempre más me ha llenado.

Los empresarios de Menorca no viven precisamente ahora un buen momento por la crisis económica. ¿Desde su experiencia qué aconsejaría a sus compañeros para enfrentar esta situación?
No recuerdo una situación tan complicada como ésta, en la que los temas internacionales, nacionales y locales vayan unidos y siempre para mal. Pero de las malas situaciones siempre se ha salido trabajando, poniendo el hombro y en ocasiones mendigando crédito o trabajo.

¿Y no esperando la ayuda de la Administración, sino volviendo a los orígenes del empresario emprendedor?
Si el empresario emprendedor no se pone en primera línea, mal vamos. No se puede planificar un negocio pensando en qué subvención me dará la Unión Europea o el Govern. La entrada en la Comunidad Europea fue buenísima para España, pero mala para los emprendedores. Los empresarios se han acostumbrado al paraguas de la Administración y esto relaja, distorsiona. Hace cuarenta años se trabajaba sin red.

¿Y cómo ve el futuro de la patronal PIME?
PIME y otras patronales serán necesarias. Hoy día no se puede subsistir sin estar protegido por el colectivo, pero cada una debe dar las directrices que considere oportunas. Patronales y sindicatos deben existir para sentarse en la mesa de negociación.

Veinticinco años en PIME y otros tantos como presidente del Consejo de Administración de Editorial Menorca. ¿Cómo recuerda los cambios a los que debió ir adaptándose un medio de comunicación como "Es Diari"?
El cambio principal fue el disfrute de la verdadera libertad informativa. Llegué a esta casa en 1983, hacía poco tiempo que se había instaurado el régimen de libertades del que disfrutamos. He visto crecer esta libertad y ser bien y mal utilizada. También he visto crecer el número de medios de comunicación en la Isla, pero la noticia contrastada y bien "servida" al público es la base de cualquier medio.

¿La irrupción de internet y de los diarios digitales acabará algún día con la prensa escrita?
Con la jubilación he aprendido a utilizar más internet, pero yo sigo esperando casi con fruición leer el periódico por la mañana. El olor a tinta no hay quien me lo quite. La noticia de internet, de televisión o de radio desaparece de inmediato, pero el periódico te permite releer y reflexionar. No creo que la prensa escrita desaparezca, aunque sí sufrirá, y no por la competencia de otros medios, sino por las circunstancias del propio medio.

Se ha jubilado pero el "chip" del trabajo no se le ha desconectado aún. ¿Esto es un inconveniente o una ventaja?
No lo sé, es un hecho cierto. Empecé a trabajar a los 16 años. Llevo 52 años haciendo algo y creo que si no lo hiciese no llegaría tranquilo a la noche. Además soy un incontinente verbal y casi siempre me cogen para hacer algo. Lo malo es que como jubilado he fracasado. Sólo he hecho una tercera parte de lo que me había propuesto hacer cuando dejara de trabajar. La parte literaria la tengo descuidada, leo mucho pero desearía estudiar y aprender cosas nuevas, es lo que siempre me ha gustado hacer.