Espectacular. Fuentes policiales indicaron que el fuego no se extendió más allá del piso afectado pero alcanzó temperaturas muy altas que hicieron explotar las ventanas - Javier

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La vivienda situada en el segundo piso del número 6 de la calle Sa Sínia des Muret de Maó quedó ayer completamente calcinada por un incendio, del cual todavía se desconocen las causas. El fuego se saldó sin víctimas, aunque una mujer de origen marroquí, Naida B., que según fuentes policiales estaba en el lugar de los hechos con su hijo de dos años cuando se declaró el incendio, tuvo que ser trasladada al Hospital Mateu Orfila. Una vez examinada, el equipo médico consideró que no había inhalado humo y que por tanto no había sufrido intoxicación, por lo que alrededor de las 16 horas recibía el alta médica.

Una llamada a la central del Servicio de Emergencias de Balears (SEIB) poco antes de las 11 de la mañana dio la alarma y el SEIB avisó inmediatamente al 061, la Policía Local, la Policía Nacional, y Bomberos. En cuestión de minutos se personaron en la vivienda tres vehículos de Bomberos, uno de intervención inmediata, otro con brazo teles-cópico, y un vehículo cuba; ocho efectivos de Policía Local, y dos patrullas de Policía Nacional.

Sobre la propagación del fuego, el jefe de la Policía Local, Rafel Le-Senne, afirmó que "cuando se rompieron los cristales de las ventanas, entró oxígeno y esto fue lo que avivó más el fuego".

Sin embargo, en cuestión de 20 minutos, según Le Senne, fue extinguido el incendio.
Husseïn A., marido de Naida B., y padre del niño, que observaba atónito su vivienda mientras los bomberos trabajaban para controlar el fuego, explicó que recibió una llamada de su esposa advirtiéndole del fuego y acudió al lugar, aunque sabía que ambos habían podido salir ilesos de la vivienda.

Ayer por la tarde acudían también al lugar del suceso dos arquitectos municipales para determinar si el fuego ha dañado la estructura del edificio, con lo que quedarían afectadas las viviendas colindantes a la del incendio.

Sobre el futuro de la familia que vivía en el piso, Le-Senne aseguró que "el piso no es habitable por el momento, con lo que se les ha buscado a los inquilinos una pensión para esta noche y mañana, y después ya pasarían a disposición de los Servicios Sociales del Ayuntamiento".

El que no se asustó a pesar de las llamas fue un cocinero del restaurante situado en la planta baja del edificio afectado que siguió trabajando "porque sabía que el fuego no era en la cocina, y que por tanto no había peligro", argumentó.

Al ver que no salía del establecimiento, fuerzas policiales tiraron abajo la puerta del restaurante, y pocos instantes después salía el cocinero por su propio pie, asegurando encontrarse bien.

Mientras duraron las tareas de extinción del fuego, agentes policiales tuvieron que regular el tráfico, que quedó colapsado en varias direcciones.