Escolta. Los participantes duermen en el velero Santa Eulàlia, que tiene 90 años de historia - Javier

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Ayer comenzaba en Es Grau la primera etapa de las cinco que conformarán la tercera Vuelta a Menorca en Patín de Vela en una jornada en la que el viento fue el protagonista. El oleaje que provocó la tramontana no impidió que los participantes de la regata navegaran, aunque esta primera etapa no contó como clasificatoria.

Desde ayer y hasta al domingo, diez patines a vela, acompañados del pailebote Santa Eulàlia navegarán entorno a la Isla para determinar quién es el ganador de los diez regatistas que participan en la competición, entre los cuales hay participantes de diferentes puntos de la Península, así como de Bélgica, Alemania y Cuba.

"Ha sido una etapa dura, con mucha ola y viento, por lo que hemos decidido que la clasificación no contará", afirmó Gerard Esteva, presidente de la Federación Catalana de Vela y uno de los organizadores del evento.

Esta competición, que se celebra cada dos años y pasará por Fornells, La Vall, Cala Galdana, Cala en Porter y el puerto de Maó, tiene un recorrido total de 90 millas náuticas. Aparte de los patines a vela, que vienen a ser un catamarán de más de cinco metros de eslora, sin timón, ni orza ni botavara, acompaña la expedición el pailebote Santa Eulàlia, un velero que este año celebra su 90 aniversario y que es patrimonio e insignia del Museo Marítimo de Barcelona.

El conseller de Turismo, Lázaro Criado, quiso desear suerte a los participantes de forma personal y agradeció a la organización que "hayan hecho de Menorca el eje principal de esta vuelta, que pone en valor nuestro entorno y no lo depreda".