La convocatoria cumple su XI edición - S.P.

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Un año más la plaza Pare Camps de Es Mercadal ha resultado insuficiente para albergar a todos los asistentes a la cena vecinal de Sant Martí. Para ello se han tenido que habilitar los espacios adyacentes de la plaza de General Galbis y de la zona escolar. En esta ocasión han sido más de 1.200 personas las que han acudido a esta cita festiva, que ha cumplido su XI edición.Esta celebración es motivo para que numerosos vecinos, turistas y mercadalenses residentes en otras poblaciones puedan reencontrarse. Durante su transcurso es continuo el trasiego de personas para intercambiar saludos, charlar amigablemente o bien degustar algunas de las especialidades culinarias preparadas para la ocasión. Entre ellas los calabacines y las berenjenas rellenas, las tortillas, "coques" dulces y saladas o bien los diferentes guisos. Para finalizar con una buena tajada de una roja sandía o de un dulce melón.De postre, no podía faltar una de las especialidades de los afamados reposteros locales, un pedazo de brazo de gitano, del cual se sirvieron raciones equivalentes a unos 60 metros de longitud, gentileza del Ayuntamiento. También corrió a cargo de las arcas municipales la sangría y los refrescos.

Por otra parte, el alcalde, Francesc Ametller, aprovechó la ocasión para desear a los asistentes, vecinos y visitantes unas buenas fiestas patronales.

La celebración puso su fin con un animado baile amenizado por el músico Jesús, que se prolongó hasta pasada la medianoche.

La parte negativa del evento ha sido el descontrol y los abusos en la reserva de las mesas. A pesar de que el Ayuntamiento había puesto de plazo a partir de las dos de la tarde para reservar, a esa hora estaban ya casi todas las mesas guardadas, lo que provocó algunas disputas.