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Al ballet lo definen como una composición coreográfica destinada a ser representada en público, con o sin música, interpretada por uno o más bailarines, pero, al margen de la definición reglada, el ballet, como cualquier otra manifestación artística va más allá, es arte, es sentimiento, es "lenguaje" sin palabras, aunque éstas llegan al espectador a través del lenguaje corporal de los bailarines; Ute Dahl, alemana de nacimiento y menorquina de adopción, sabe mucho de ello porque ella, en el "Das Nacional Theater Mannheim" se "confirmó" como bailarina, digo confirmó porque, como ella dice, se nace bailarina, aunque el aprendizaje es necesario pero sin la involución natural se carece de la magia que sólo trasmiten los auténticos artistas, aquellos pocos que han sido tocados por la "varita" de los dioses. Hoy, Ute Dahl, y desde hace 36 años, trasmite sus enseñanzas a sus alumnas menorquinas y lo hace con el cariño que siente por su profesión.

Llegaste a Menorca, ¿en qué año?
Para instalarme aquí en 1974, aunque con anterioridad había estado en la Isla, fue en el 70 en que vine de vacaciones.

¿Por qué elegiste España y, concretamente, la menor de las Islas Baleares?
Quería salir de Alemania y España siempre me había atraído, la danza española tenía para mí un algo especial, como también me gustaba la musicalidad del idioma y me decidí por Menorca porque uno de los antepasados de una cantante amiga mía, después de la I Guerra Mundial, se había casado con una menorquina y, sin más, me vine para acá.

¿Te resultó difícil el adaptarte a nuestra forma de ser un tanto cerrada y muy peculiar?
Llegué en tiempos de Franco y aunque "oficialmente" se me miraba con lupa, todo fueron facilidades a pesar de que era extranjera, divorciada y con una hija y no percibí lo de sociedad cerrada porque fui muy bien acogida, la gente me dejó hacer tal vez como contrapartida por mi forma de comportarme respetuosa con todos.

Y el idioma, ¿tuviste algún problema?
Antes de venir y sin tener 'in mente' el instalarme en España, estudié castellano con un profesor salmantino afincado en Alemania y al llegar aquí me encontré con otra realidad; hablabais el menorquín o el catalán pero poco a poco superé este pequeño handicap.

Me has dicho que naciste en Kaufbeuren pero que te criaste en…
Bad Wörishofen, en Allgäu; lo del lugar de mi nacimiento fue circunstancial porque viví y me hice mujer en Bad Wörishofen.

¿Qué es el ballet?
Para mí es y ha sido mi vida, ten en cuenta que empecé en esto de la danza a los 10 años y en ello sigo; además siempre digo que se "nace bailarina", lo que yo quise ser sin que en mi familia o en mi entorno hubiere antecedente alguno al respecto, incluso no era mi "medio" circunstancial habitual, pero quise ser bailarina y lo fui.

En el ballet abundan más las mujeres que los hombres, ¿a qué se debe?
Aquí es tal como dices pero en otros países de gran riqueza en bailes folklóricos, como son el pueblo cosaco o el ruso, el hombre también baila y lo hace de una forma especial, con gran alegría y sentimiento; sin embargo cuando yo estudiaba, en Alemania, había pocos chicos en comparación con el número de chicas, lo de las mallas que en aquellos años era la vestimenta utilizada, no les agradaba, sin embargo en la historia del ballet clásico ha habido grandes bailarines, artistas de gran talla cuyo máximo exponente para mi es Rudolf Nureyev.

Aquí, en Menorca, incluso en España el ballet era poco conocido; en el inicio, ¿tuviste muchas complicaciones?
Es cierto que era poco conocido pero algo había; cuando empecé en el 74 lo hice con solo dos alumnas y poco a poco me fui introduciendo gracias a la familia Barca-Mir que se convirtió en la divulgadora principal de mi trabajo.

El "Royal Ballet" de Londres, el "Bolshoi" de Moscú o el "Kirov" de Leningrado son referencia mundial, ¿hay otros?
Muchísimos tanto en Europa como en los Estados Unidos… el de la Ópera de París, el Nacional de Washington, el Scottish Theatre Ballet; en Alemania en casi cada ciudad (Stuttgart, Hamburgo, Frankfurt, Berlín, Munich y otras muchas) cuentan con su ballet fijo, el "Das Nacional Theater Mannheim", en cuyo ballet entré a los 17 años, siendo la bailarina más joven, no puedes imaginarte lo que el edificio es en sí; cuenta con dos escenarios y sus respectivas salas, la más grande dedicada especialmente a la ópera y la otra, la menor, para las representaciones artísticas menos voluminosas.

Sin embargo el "Liceo" barcelonés no cuenta con un ballet estable.
Efectivamente, no lo tiene circunstancia esta que pienso debería subsanar dada la importancia del coliseo catalán.

Tu hija, también bailarina, ha actuado en varios ballets.
Sí, lo ha hecho en el Ballet Nacional Clásico de Madrid y en el Ballet español de Víctor Ullate; a ella le atrae el jazz, el claqué y el ballet moderno como también dedicarse a su hija; con motivo de las Olimpiadas del 92, en Barcelona los montajes musicales se diversificaron en diferentes teatros y otros puntos de la ciudad y ella actuó en el "Novedades", en el Paseo de Gracia, con gran satisfacción por mi parte.

Anna Pavlona o Isadora Duncan, con su "danza libre" han sido y son iconos de este mundo, el tuyo, el ballet. ¿Qué sensación te produce oír tales nombres?
El de bailarinas de primerísimo nivel, aunque de Isadora hay que convenir que rompió con todos los moldes establecidos en el ballet clásico, incluso bailaba descalza, sin zapatillas; Pavlona es inmortal, irrepetible, una diosa del ballet, aunque cada época tiene sus "figuras", siempre las ha habido y siempre las habrá; me refiero a las bailarinas de calidad inusual.

Ya en el ámbito más cercano, en tu faceta de "maestra", la pregunta inevitable es: A qué edad hay que empezar?
Se empieza con una preparación para la danza y esta primera fase puede iniciarse a los 4 años, pero de esto a querer ser bailarina hay un abismo; lo ideal es empezar a los 10 años; nunca demasiado pronto e ir paso a paso siguiendo las "indicaciones", las señales del propio cuerpo, sin adelantarse a la evolución personal de cada alumna porque esta etapa es de formación, de acostumbrar el cuerpo, poco a poco, a las exigencias que el ballet requiere.

Tu escuela, la "Escuela de Ballet de Ute Dahl" se ha convertido en una referencia de la vida cultural de Maó, ¿lo has constatado?
Aunque sea inmodestia diré que sí; añadiré que en mi ciudad, Maó, me siento a gusto y querida. Las dos actuaciones que cada año presentamos en el Teatro Principal son una muestra de nuestra presencia en la vida cultural mahonesa y del cariño de la gente.

Enseñar conlleva un constante aprendizaje, ¿te ocurre a ti?
Desde luego que sí y ocurre a todos cuantos en la enseñanza ponen el corazón; además siempre he creído que para poder dar hay que estar en un constante estado de aprendizaje.

También cabe decir que actualmente a la danza se la ve con otros ojos y bajo otro prisma.
Sí, hoy forma parte de la Cultura de cualquier pueblo; además cuando se toma en serio encanta; otra apreciación importante es que hoy mi escuela no es la única referencia de ballet en la Isla, existen otras escuela y esto es muy positivo, porque las alumnas pueden elegir la que más les interese o se adapte a sus preferencias.

Después de 36 años, ¿cuántos alumnos han pasado por tu escuela?
Infinidad, muchísimos, desde que abrí la escuela en es carrer de "Ses Moreras", con dos alumnas, hasta el día de hoy el número de alumnos que han pasado por mis aulas ha sido considerable pero de alumnas, no de alumnos, ya que a éstos los podría contar con los dedos de una sola mano.

Las clases, sus horarios deben adaptarse, me imagino, al horario de los colegios, ¿es así?
Claro; desde que inauguramos el actual colegio en la calle "Virgen de Gracia", abrimos a las 5 de la tarde y cerramos a las 10 de la noche, aunque por la mañana funcionan varias clases para adultos.

Enseñar o bailar, ¿qué es más gratificante?
Las dos cosas lo son; bailar es exhibirte, ofrecer al público cuanto has aprendido, tu evolución como bailarina, tu calidad artística; enseñar es dar todo cuanto has ido acumulando a lo largo de tus años de estudio y de tu vida de bailarina; ambas cosas son muy gratificantes, sobre todo si sientes lo que haces y si eres honesta contigo misma y con los demás.

Tu integración en nuestra comunidad es evidente; yo diría que existe un cariño mutuo entre Maó y Ute Dahl, porque de otra manera no se entiende que en el año 2004 fueses designada como "Pregonera" de les "Festes de Gràcia". ¿Qué sentiste en el momento en que te encontraste sola en el balcón del Ayuntamiento ante una multitud expectante?
No hay palabras para expresarlo porque la emoción es tanta que no encuentras adjetivos para explicar todo aquel cúmulo de sensaciones; en el primer momento me sentí sola pero de inmediato me percaté de que no lo estaba, de que allí estaban arropándome todos mis amigos, mis alumnas; también noté como si Maó quisiera agradecerme todo cuanto yo había dado, toda mi entrega a "mi" ciudad. Fue uno de los momentos más emotivos e inolvidables de mi vida.

Además fue un pregón que, mayoritariamente, agradó.
Había trabajado mucho para que fuera así; quería trasmitir todo cuanto sentía, hablar con el corazón, hablar de gratitud, de esperanza y de otras cosas también bonitas.

El titular del pregón en es "Diari" fue este: "Menorca, amable y misteriosa".
Creo que fue un acertado resumen de lo que quise trasmitir sobre Menorca, su misterio, que sigue habiéndolo y su amabilidad.

¿Vives la realidad cotidiana de "tu" isla?
Sí, porque estoy y me siento plenamente identificada con ella, con sus gentes, con mis convecinos y me alegro de sus éxitos y me preocupo de sus problemas e intento compartir lo uno y lo otro.

¿Has constatado el cambio que se ha operado en la Isla?
Sí, lo he constatado hasta el extremo de afirmar que ha sido abismal; antes, al llegar, conocía a la gente, ahora ya no, ahora y sin olvidar el cambio generacional operado, el censo ha experimentado un notable aumento y la gente de siempre pasa desapercibida; además el avance experimentado en pos de la modernidad ha sido notable, pero para mí sigue siendo la Menorca de siempre.

La crisis que nos ha pillado a todos, incluso a Alemania, tu país natal, ¿se nota en la escuela?
De momento no, pero, aunque en ocasiones es inevitable, me dolería que algunos padres para poder seguir a flote hubieran de recortar el presupuesto de la enseñanza de sus hijos; la crisis, la grave crisis que padecemos es una de las preocupaciones más acuciantes por lo que mi deseo es que encontremos el camino que nos lleve a una rápida recuperación para que podamos seguir apostando por la esperanza.

Me imagino que estarás al día de la política nacional e internacional, ¿es así?
Lo es y me espanta; como soy buena lectora, cada día leo diversos periódicos de tendencias dispares para poderme formar una idea lo más aproximadamente posible de la realidad, tarea bastante difícil porque hay pocas coincidencias y muchas divergencias.

¿Eres optimista?
Lo soy aunque me defino como luchadora, porque creo sobre todo en el trabajo personal de cada uno de nosotros; el optimismo solo no basta, hay que arrimar el hombro y trabajar.

Por tu condición de alemana de nacimiento, ¿tienes algún problema a la hora de votar?
Problemas no, pero aquí solo puedo votar en las municipales.

Sin embargo y a pesar de estas limitaciones, ¿estás identificada con tu patria de adopción?
Totalmente; incluso te diré que sin creer en la reencarnación, siento como si en mi vida anterior hubiera vivido aquí.

He notado que eres una mujer sensible.
Gracias; pero ten en cuenta que la sensibilidad forma parte de la personalidad de los artistas, lo cual nos permite ser más receptivos y anticiparnos a los cambios que se van produciendo.

En este momento en que el ejercer de abuela te encanta, ¿qué le pides a la vida?
Que no cambie, que sigo así porque me siento feliz, muy feliz.

Sin más, afirmaría que Ute Dahl y el ballet han escrito conjuntamente una bella historia de amor, mi pregunta es ¿habrá un tercero? … de ser así, el trío se completará solo con Menorca, "su" isla.