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Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 1942) es periodista, su nombre se asocia de inmediato a la Cadena Ser y al programa "Hoy por hoy", al que llegó en 1986 y situó en menos de una década como el más escuchado de la radio en España. En 2005 dejó la dirección del citado espacio para presentar el informativo "Noticias Cuatro" en esta cadena televisiva y desde febrero de este año presenta el informativo nocturno "Hoy" en CNN+. Destacado comunicador, su larga trayectoria profesional está jalonada de numerosos reconocimientos y distinciones, entre ellos, seis premios ondas, la Creu de Sant Jordi, Premio Ortega y Gasset de Radio y Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Ha publicado dos libros, "Testigo de la historia" (2005) con una selección de sus entrevistas más interesantes, y "Verdades como puños" (2009), una recopilación de sus comentarios sobre la política actual.

Descubrió Menorca hace casi 30 años y desde entonces mantiene fidelidad con este destino. ¿Por qué Menorca?
Menorca me pareció el paraíso. Belleza máxima y esnobismo mínimo. Todo resultaba sencillo y auténtico. Además, teníamos amigos.

¿Cómo ha visto usted la evolución de la Isla durante estas tres décadas?
En estas tres décadas ha habido una constante: el desconcierto. Menorca no ha logrado todavía averiguar qué le parece lo que le ha ocurrido. No ha decidido qué le gustaría que le pasara. Y vive en la indefinición. Añora y recela. En ocasiones da la impresión de que desea un turismo sin turistas. Hay una minoría de desarrollistas radicales y otra de conservacionistas radicales. Pero creo que la mayoría se mueve en la confusión y la contradicción.

¿Adónde nos conduce la duda permanente?
A Menorca le cuesta aceptar su dependencia del turismo. Por eso su oferta es confusa. Y está en un momento decisivo. Necesita precisar sus objetivos. Dice suspirar por la calidad y, al mismo tiempo, descuida de forma alarmante muchos de sus servicios. Y maneja precios de disparate. Los menorquines no pueden olvidar que están librando una pelea enormemente competitiva, y que hay muchos lugares hermosos.

Menorca tiene menor desarrollo turístico que el resto del Archipiélago y mira con prudencia extrema cualquier proyecto novedoso en ese ámbito. ¿Falta empuje empresarial e institucional?
El empuje se activa cuando se ven claros los objetivos. Y ahora no es así. Menorca precisa examinarse con seriedad y sin complacencias, y reclamar a sus representantes políticos altura de miras, aunque ya sé que esto es mucho pedir.
Por otra parte comparto el discurso permanente de Luis Alejandre. La sociedad civil no puede seguir dormida esperando que le lleven del ronzal hacia el futuro.

En un hipotético examen de conciencia colectivo, ¿de qué pueden presumir y de qué deben arrepentirse los menorquines?
Los menorquines tienen derecho a presumir de tener una isla maravillosa que aún no se ha prostituido. Pero no pueden querer simultáneamente la virginidad y el matrimonio. ¿De qué se debe arrepentir? Tal vez de quejarse y no actuar. Y de mirar a los forasteros como sospechosos.