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Un turismo de calidad precisa oferta de calidad

Iñaki Gabilondo subrayó que había sido cautivado por el paisaje de la Isla y por la manera de los menorquines de entender la vida, aunque subrayó la percepción de que Menorca no ha resuelto su posición ante el futuro. Además, abogó por una oferta de calidad si se quiere un turismo de calidad. Gabilondo se mostró convencido de que los menorquines viven la contradicción por apostar o no por el turismo, actividad económica que calificó como el verdadero motor de la Isla. Por ello, defendió la sociedad de servicios, una expresión que juzgó como despectiva a juicio de muchas personas, pero necesaria para ofrecer un producto turístico de calidad. En este sentido, cuestionó la inexistencia del servicio de agua potable y alcantarillado en S'Altra Banda, en el puerto de Maó, a pesar de que los propietarios pagan unos impuestos elevados. El periodista insistió en la necesidad de que los menorquines definan las claves del desarrollo de la Isla.

Menos burocracia y más seguridad jurídica

Jaime Mairata lamentó la excesiva burocratización que padecen los menorquines y, en particular, los payeses y realizó una firme apuesta por la seguridad jurídica. Mairata señaló que era propietario de una explotación agraria para la cría de caballos en el Camí d'en Kane y comparó al payés de la finca con un escribiente debido a la necesidad de tramitar numerosos documentos para realizar mejoras en la actividad. Por ello, el abogado apostó por una legislación que fomente y dinamice las iniciativas en el sector agrario, defendió la iniciativa privada frente a una excesiva dependencia de las políticas de subvenciones y, aunque elogió la sociedad rural menorquina, señaló que debería actualizarse la "amitgeria". Mairata destacó la importancia de promocionar la marca de Reserva de Biosfera como sello identitario de la Isla, aunque aseguró que era absurdo primar el medio ambiente frente a las condiciones de vida del payés.

Una defensa del producto singular y exclusivo

Joaquim Molins advirtió de la dificultad que tienen las sociedades mediterráneas de resistirse al turismo y a la economía de servicios, ante lo cual señaló la necesidad de apostar por la singularización del producto turístico para poder competir con otros mercados. Coincidió con Gabilondo en que a los menorquines les caracteriza la indefinición sobre el turismo, por lo que abogó por el consenso entre las instituciones públicas y privadas y los ciudadanos para conseguir el objetivo. El ingeniero defendió la necesidad de prolongar la temporada turística, pero no con la oferta tradicional de sol y playa, debido a la existencia de numeroso destinos que ofertan dicho producto, sino con otras propuestas exclusivas. Molins también destacó la necesidad de apostar por la educación y la formación y, por otra parte, se mostró crítico con el elevado precio del billete del transporte aéreo y con las tarifas portuarias en la isla.

El tráfico aéreo ha soportado los efectos de la crisis

Miguel Aguiló aseguró que la Isla posee un equilibrio fantástico que es consustancial con la insularidad y fruto del trabajo de muchos años. Por ello, afirmó que no era partidario de la ejecución de grandes planes y propuestas, puesto que podría hacer peligrar dicho equilibrio, sino de llevar a cabo las propuestas de forma progresiva. Aguiló centró su ponencia en el transporte aéreo y afirmó que el Aeropuerto de Menorca ocupa el puesto número 117 en Europa, además de consignar que la proporción de pasajeros con respecto al Aeropuerto de Madrid-Barajas resultaba favorable a la Isla. Aseguró que en 2009 el tráfico aéreo en Menorca había sufrido un descenso por debajo de la media nacional, situación que no ha empeorado en lo que llevamos de año. El ingeniero y economista resaltó el problema de la estacionalidad y aseguró que la actual crisis económica no ha castigado excesivamente el transporte aéreo.

Consenso sobre el diagnóstico y los objetivos

Carlos Sebastián defendió decididamente la necesidad de desencadenar un debate sobre el futuro de la Isla, en el que debe consensuarse de forma prioritaria el diagnóstico y los objetivos, para posteriormente tratar sobre las medidas que deben adoptarse, y no al revés. El economista aseguró que este procedimiento ha sido aplicado con muy buenos resultados en Irlanda, por lo que aconsejó su puesta en práctica en la Isla. Afirmó tajantemente que Menorca no puede ser otra cosa que una sociedad de servicios, con una oferta dirigida hacia los países europeos, y plantearse en un futuro la deslocalización positiva. Sebastián subrayó la importancia de desarrollar la marca "Menorca", que tenga como ingredientes la naturaleza, la oferta cultural y de ocio -entre la que destacó la organización de los conciertos de ópera- los productos agroalimentarios y la gastronomía. También apostó por la formación y la sociedad digital.