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Mi nombre es Julia Sánchez Gutiérrez, tengo 54 años y vine a Menorca en 1987. Llegué aquí porque mi pareja ya trabajaba en la Isla. Me establecí y desde entonces he trabajado como peluquera en Ciutadella. Tengo dos hijos y mis aficiones son principalmente leer, caminar, bailar, el cine y pocas cosas más, porque casi todo mi tiempo lo dedico a la familia y al trabajo.

¿Cómo surgió la idea de dedicarse al mundo de la peluquería?
Es por tradición familiar, mis padres ya tenían salones de peluquería, uno de señoras y otro de caballeros, en Valdepeñas, en la provincia de Ciudad Real. Se puede decir que nací con la peluquería y me crié entorno al negocio. Aprendí en casa y luego en la adolescencia empecé a hacer cursillos de formación en Madrid hasta que me saqué el título. Luego, llegué a Menorca, y comencé a trabajar en hoteles durante aproximadamente siete años. Posteriormente, con el nacimiento de mi hija, me retiré un tiempo para después inaugurar un salón.

Se puede decir que no ha ido mal la cosa…
La verdad es que no; no me puedo quejar y estoy muy contenta. Menorca significa relax para mí. Lo que más me gusta de la Isla es la tranquilidad que se respira y la forma en que he podido criar a mis hijos. Intenté un año volver a Madrid, pero ya no me encontraba a mí misma allí, así que decidí regresar.

¿Cómo ha evolucionado el negocio desde los comienzos hasta ahora?
Empecé muy bien, y con el paso de tiempo cuando mi hija cumplió una edad le enseñé el oficio, pero hasta aquel entonces había estado sola, ya que el negocio era pequeño. Fue entonces cuando decidimos dejar el local que teníamos en alquiler para adquirir uno en propiedad y seguir creciendo. Añadí también el servicio de estética y contraté otra persona más. Y así llevo cuatro años. Se puede decir que el negocio ha evolucionado bien, exceptuando que ahora ha habido un bajón por culpa de la crisis…

¿Y se ha notado mucho?
Muchísimo. Se nota que es un artículo de lujo y el cliente ya no dispone de tanto dinero como antes. Bien es verdad que la gente cuando se tiene que cortar el pelo se lo corta, pero mucho menos que antes. Tampoco se gasta tanto dinero en estética… Las personas invierten menos en todo. Ya no vienen una vez por semana, eso ya no existe, sobre todo con la gente joven, que es principalmente mi clientela y tienen un poder adquisitivo menor. Ahora sólo toca aguantar y esperar que la crisis pase cuanto antes.

¿Tiene también clientes que son turistas?
Pues sí, en este barrio en el que estoy, cerca del Paseo Marítimo, tengo un pequeño público de julio y agosto, principalmente turismo nacional, que repite cada año, y eso se nota. El turismo también beneficia a nuestro sector, por supuesto, tanto directa como indirectamente… El turismo es una cadena. Y no sólo es importante por la gente que nos visita, sino por la población que viene a trabajar durante la temporada.

¿Se ha notado más gente este verano que el pasado?
No, la verdad es que menos.