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La aprobación recientemente del proyecto de ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, orientado a limitar la venta y exposición de productos poco saludables en el ámbito escolar, ha puesto en tela de juicio la labor que se desarrolla en los centros educativos en materia de alimentación. Y al menos en Menorca, y especialmente dentro de la etapa infantil, parece que los padres pueden respirar tranquilos, ya que se establecen diferentes mecanismos de vigilancia.

Por ejemplo, en el término municipal de Ciutadella, más allá del control que se realiza durante el horario de comedor, se está también alerta en el tiempo del recreo. El objetivo principal, eliminar del menú de los alumnos la bollería industrial y los refrescos poco recomendables. Además, un día a la semana es obligatorio llevar para el recreo una pieza de fruta, uno de los "enemigos" del comensal infantil. Según explica la directora del Colegio Público Margalida Florit, en su centro, el día elegido es el miércoles, mientras que en el resto de escuelas varía.

La salud de los más pequeños preocupa, y por ello desde la Conselleria de Salud se ha realizado un estudio entre 275 centros (públicos, concertados y privados) para valorar la calidad de los menús. Los resultados son al menos tranquilizadores, aunque también mejorables. El 92 por cientos de los menús analizados cumplían las recomendaciones de carne, el 91 de pescado, pasta y arroz y el 86 de patatas. Sin embargo, el mismo estudio constata que las frutas y las verduras son los alimentos que necesitan una mayor incorporación en las dietas escolares.

El mismo informe analizó los productos que se ofrecen en las cafeterías y máquinas expendedoras de 69 institutos del Archipiélago, para detectar una baja presencia de productos lácteos y fruta fresca. Al menos, en Menorca sólo cuenta con ese tipo de máquinas dos de los siete centros.

Mari Carmen tiene una hija de 11 años que ha asistido al comedor escolar del "Pere Casasnovas" desde el primer año de guardería. La madre dice que la experiencia ha sido positiva, y sabe bien de lo que habla ya que desde hace algún tiempo forma parte de la comisión de comedor a través de la APIMA que se encarga de velar por la calidad y variedad de los menús. Organismos como ése se ocupan en algunos centros de analizar diferentes propuestas, como la de confeccionar menús con productos y recetas autóctonos.

Sin embargo, los comedores escolares se enfrentan a nuevos retos, y la instauración masiva de la jornada continua supone una amenaza. Desde la Conselleria de Educación informan de que en el curso que empieza el lunes en Menorca habrá 13 centros que ofrecerán el servicio de comedor (los mismos que en 2009) y que tendrán 810 usuarios, 20 menos que el año pasado. Sin embargo, dichas cifras no se corresponden con las recogidas en varios colegios. Por ejemplo, en el de Nuestra Señora de la Consolación, en Ciutadella, aún no se ha decidido si este año habrá comedor, ya que se espera que el número de comensales se reduzca con el nuevo horario, y se han puesto un mínimo de 35 alumnos (más o menos los mismos que el año pasado). Como experiencia de la tendencia basta citar que el "Margalida Florit" tras la reforma del horario redujo en torno al 50 por ciento el número de usuarios, mientras que por esa misma causa el "Mare de Déu del Toro de Es Mercadal tuvo que suspender al cabo de un tiempo el servicio.

Según la valoración de diferentes directores, el cambio les preocupa porque el descenso del número de usuarios puede llegar a influir en la calidad del servicio, ya que ahora no es el propio personal docente el que se encarga de vigilar los comedores, sino monitores de tiempo libre contratados específicamente para esa función, y en menor número que antes por una cuestión de ratios.