Gastronomía. Numerosas personas se acercaron hasta la Plaça Esplanada atraídas por la buena pinta y el magnífico aroma de los productos que allí se ofrecían - Paco Sturla

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La algarabía callejera se prolongó ayer hasta bien entrada la madrugada. No había lugar para el cansancio en el centro de Maó tras el último toc de fabiol. Los caixers y cavallers habían dejado paso a la música, y las ganas de diversión aún mantenía a muchos mahoneses en pie. Los embriagadores olores y sabores del mercado gastronómico que se apoderaron a primera hora de la tarde de la Plaça Esplanada competían bien entrada la noche con los sones y ritmos que atronaban la aliviadora brisa nocturna en distintos puntos de la ciudad.

Un payaso de enorme nariz roja soplaba globos y repartía mágicas espadas de colores en la Plaça Esplanada junto al mercado. En frente, el público se arremolinaba junto al puesto del mallorquín Gabriel Miralles, la cuarta generación de su familia que elabora navajas y cuchillos artesanos. Los más golosos no apartaban la mirada de la repostería artesana que el burgalés José Manuel Tejedor vendía en su parada, donde la tarta de manzana y la quesada triunfaban. Las papilas gustativas comenzaban a salivar y en nada lo evitaba el puesto cercano de Llorenç Mogas de la Casa Graupera de Mataró, quien no paraba de hacer barquillos artesanos "ligeros como la niebla", mientras sobre la mesa ofrecía un rico muestrario de los dulces elaborados con fórmulas magistrales centenarias por su familia desde 1895.

Variedad
Los olores azucarados de la almendra garrapiñada recién tostada se mezclaban en apenas unos metros con otros más intensos procedentes de embutidos, quesos, aceitunas, sardinas arenques, pinchos morunos, salsas y hierbas medicinales. En el puesto de golosinas, los más pequeños se enfrentaban al dilema de elegir y el disgusto de no poder abarcarlo todo. Mejillas llenas de azúcar, llantos y gratitud a cada mirada entre un revuelo de padres, abuelos y chiquillería. Una bachata sonaba de fondo al atardecer, preludio de la musical noche que esperaba a los más marchosos.

Cris Juanico
Sin duda la estrella musical que brilló con luz propia al anochecer fue Cris Juanico i els Mags de Binigall durante el multitudinario concierto que ofrecieron en la Plaça Constitució. Juanico presentó por primera vez en Maó su último álbum "Pedres que rallen", un disco como él mismo comentó a "Es Diari" que habla del paso del tiempo y a la vez muy ecléctico, en el que se mezclan ritmos variados como el funky, el rithm&blues y el rock británico, entre otros. "Las dos mil copias que sacamos al mercado se han vendido y vamos ya por la segunda edición", comentó poco antes de salir al escenario. Hacía seis años que Juanico no actuaba en las fiestas de Maó y ayer volvió a triunfar, como este año ya ha hecho por tierras catalanas y mallorquinas. Canciones como "Loca Somera" del nuevo álbum y otras más conocidas como "Na Dolores" y temas de Ja T'ho Dire sonaron en la noche mahonesa algunas de ellas más de una vez coreadas por un entregado público.

Coro Rociero
El patio del Claustre del Carme también concitó la atención de la noche con el espectáculo ofrecido por el Cuadro de Baile y Coro Rociero de la Casa de Andalucía. Precisamente fue el coro quien abrió la velada con "Sevillanas al Rocío", una aclamada pieza que dio paso a varias rumbas, otras tantas sevillanas para finalizar con el fandango "Noches de bohemia" . Sin tiempo para saborear el regusto dejado por el coro, llegó el turno de los tres cuadros de baile. El grupo "Caireles" deleitó con una pieza de baile español, mientras que el "Alegría" ofreció una trabajada rumba moderna para finalizar el grupo "Semblanza", quien cerró con unas bulerías.

Verbenas
De forma paralela en las calles de Maó, se sucedían las verbenas. En S'Arravaleta, un ingrávido Bob Esponja relleno de aire observaba desde las alturas como las chicas de Alba Estudi de Dansa y Dj Chicha animaban a padres y pequeños a seguir el ritmo endiablado de sus bailes. "Manos arriba, ahora giramos y....." Todos a la vez obedecían la orden entre risas y una nube de polvo que a nadie importaba. En la Esplanada y hasta bien entrada la madrugada, la Asociación Atahualpa ofreció otro multitudinario concierto de música y baile. Fueron muchos los ecuatorianos que desde primera hora de la tarde tomaban sitio para escuchar los ritmos de su tierra y tampoco faltaron menorquines en esta caribeña velada. El programa festivo también incluyó anoche la Batucada con los 7 Ginets, la verbena con Menú 96 y baile con el grupo de blues Hoochie Coochie Band.

Para los que ayer no tuvieron suficiente, hoy continuará el mercado gastronómico y artesanal en la Plaça Esplanada desde las 11 de la mañana hasta las 21 horas. Aún hay tiempo para llevarse a casa y degustar algunos de los ricos y sabrosos manjares que ofrecen sus paradas.