Lo peor de la crisis ha pasado, pero seguimos en recesión. La economía menorquina tocó fondo en 2009, con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) del 2 por ciento, (dos décimas más que la media de Balears) pero aún está lejos de la salida de la crisis y a finales de este año continuará en número rojos, si bien el descenso previsto del PIB será del 1 por ciento. Lamentablemente, este freno en la caída no se traduce en el crecimiento del bienestar de las familias (la renta per cápita es del -3,5 por ciento). Muy al contrario, la ligera mejoría de la eficiencia en la economía menorquina, como en el resto de las islas, se ha logrado a base de destruir empleo y de salarios bajos, según explicó ayer el director del Centre de Recerca Econòmica (CRE) de "Sa Nostra" y la UIB, Antoni Riera, durante la presentación del Informe Económico y Social de Balears del año pasado. Para el economista, la única lectura positiva de la crisis es que los agentes económicos y sociales han tomado conciencia de la necesidad de hacer reformas estructurales para ganar mayor eficiencia, a través de la diversificación -fundamentalmente en el sector servicios-, de la especialización de la mano de obra, la innovación y las nuevas tecnologías.
El informe revela que la crisis económica afectó el año pasado a todos los sectores productivos; familias, empresas e instituciones públicas lo que ha incidido en un cambio de las relaciones en todos los ámbitos de la esfera económica y social "ya nada será igual". Ese esfuerzo por remontar a través de la diversificación de la economía menorquina se muestra ya según Antoni Riera en la paulatina pérdida de peso del sector de la construcción, otrora protagonista indiscutible de la economía menorquina en mayor medida incluso que en el resto de islas. El año pasado la actividad en este sector cayó un 2,6 por ciento y a pesar de tener un peso del 12,7 por ciento en el PIB de Menorca, fue el responsable de un descenso del número de afiliados del 38,6 por ciento y de un incremento de parados del 26,1 por ciento. Estos datos revelan en opinión del director del CRE que el gran protagonista de la "corrección económica" de Menorca ha sido el sector de la construcción, síntoma de que la Isla quiere diversificar su economía hacia otros sectores a través de la especialización. De hecho, en los indicadores se observa que la mayor tasa de paro se encuentra entra la población más joven, con escasa formación, entre 20-24, y en menor medida entre los universitarios. Riera advierte, no obstante, que Menorca es la única isla donde los jóvenes que acaban Secundaria tiene tasas de paro más bajas, lo que se traduce en que la Isla tiene un grado de especialización inferior a Eivissa y Mallorca. "En Menorca el tejido empresarial tiene mayores dificultades para integrar a personal cualificado", aspecto que en su opinión debe ser corregido si se quiere ganar mayor eficiencia económica.
Obligada Austeridad pública
El economista también resaltó que mientras empresas y economías familiares ajustaron el año pasado el cinturón de sus cuentas, el sector público no hizo lo mismo, "tal vez para mantener el ritmo económico ante la atonía de familias y empresas", por lo que están obligadas advirtió, a afrontar los mismo deberes de la austeridad que el resto de la sociedad, si no quieren hipotecar ejercicios futuros. El director del CRE advirtió que la proximidad de las elecciones y el afán de muchos políticos con una visión cortoplacista de la economía por presentar resultados, es incompatible con la salida de la crisis. También advirtió que la única forma que tiene el tejido empresarial balear -formado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas- de ganar competitividad en una economía globalizada, pasa por el diseño de estrategias de concentración y asociación empresarial a través de la creación de plataformas de colaboración y de centrales de compra y de venta. Precisamente éstos son los aspectos que ayer por la tarde fueron destacados por el director del CRE durante el acto de presentación al público del informe Económico y Social 2009 celebrado en la Sala de Cultura de Sa Nostra en Maó.
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