‘oliaigua’ de tomate. Dos presentaciones distintas de un mismo plato tradicional: la primera es rústica, con higos y pan; y la segunda es contemporánea, con patatas fritas.

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La cocina habla del alma de un pueblo. Siendo así, ofrecer unas jornadas gastronómicas que expliquen el carácter de un territorio a sus turistas, y también a sus propios habitantes, está resultando un éxito. El hecho de residir en una sociedad no siempre implica que se conozca su historia y su cultura, factores que determinan su gastronomía.

La primera Mostra de Cuina Menorquina ofrece los productos de la tierra, ya protagonistas en la alimentación de los isleños desde siglos atrás, que para la ocasión son tratados libremente por cada uno de los restauradores que se ha sumado a esta acertada propuesta.

La cocina de Menorca posee la sabiduría de los payeses, de los ganaderos, de los pescadores, y de sus habitantes que han sacado el mejor jugo de los recursos de la Isla que han tenido a disposición. Esta conjunción ha determinado unos platos rústicos, con la virtud de que el término ecológico siempre ha estado presente en lo más auténtico; con un toque de fusión de lo árabe, lo inglés y lo catalán, por los distintos papeles que estos pueblos han tenido en Menorca. Hablamos de una cocina que usa técnicas tradicionales, como hervidos, fritos, cocciones al vapor, guisos, y una clara preferencia por los asados y cocciones al horno.


Artículo completo en la edición de hoy del "Menorca"