TW
0

Los 39 fabricantes de calzado que sobreviven en Menorca son auténticos herederos de la tradición industrial, de aquellos empresarios luchadores y de los trabajadores incansables a los que habría que recordar como artesanos del equilibrio, hoy perdido, entre los sectores económicos. Las empresas no pueden ser como aquellas de antaño, porque el mercado y su competitividad han cambiado radicalmente. Las importaciones asiáticas, el exceso de oferta, el coste añadido por la insularidad y la mayor rentabilidad de la edificación turística impactaron en el sector del calzado reduciendo su peso en la economía menorquina. Sin embargo, la buena noticia es que las empresas han sido capaces de desarrollar un instinto de supervivencia. Con imaginación y esfuerzo, diseño y moda, han sido capaces de orientar casi la mitad de su producción al exterior, donde se valora más el zapato de la Isla. La formación profesional y la mejora de las líneas de comercialización también han sido fundamentales para asentar esta industria, que aporta valor añadido a nuestra economía. Ahora, en Modacalzado y después de la feria de Milán, los industriales se preparan para jugar en una liga difícil, en la que tienen experiencia y de la que ya no quieren descender.