PARTICIPACIÓN. La manifestación discurrió sin incidentes desde la Plaça Esplanada hasta la Plaça Miranda, donde los representantes sindicales tomaron la palabra - Gemma Andreu

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Ni el partido del Barça ni los negros nubarrones que se cernían ayer sobre Maó consiguieron deslucir la manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT y STEI-i en protesta por la reforma laboral aprobada por el Gobierno el pasado día 9.

Unas 2.000 personas - 920 según la Policía Local y 4.000 según los sindicatos- se concentraron en la Plaça Esplanada, desde donde alrededor de las 19.45 horas partió la manifestación encabezada por pancartas que rezaban lemas como "Així, no ¡Rectificació ja!", "En defensa de les pensions. No al retard de la jubilació" o "No als retalls salarials i socials. No a la congelació de les pensions".

Los momentos álgidos de la marcha se detectaron a la altura de la sede del PSOE, en el Cós de Gràcia, donde los manifestantes se detuvieron al grito de "Zapatero, embustero". La acción se repitió a las puertas de la sede popular de la calle Sant Jordi aunque, en esta ocasión, los cánticos eran distintos: "¿Donde está? No se ve, la gente del PP".

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La concentración discurrió sin incidentes hasta llegar a la Plaça Miranda, donde los representantes sindicales tomaron la palabra.

El secretario general de UGT, Servando Pereira, fue escueto pero contundente: "Lo que tiene que hacer Zapatero es cuidarnos y no putearnos, como está haciendo. No le entra en la cabeza que no nos puede cortar los derechos que hemos conseguido a lo largo de los últimos 30 años". El representante sindical fue ovacionado al asegurar que "estamos dispuestos a volver a salir a la calle dentro de 15 días si es necesario".

El discurso del representante del STEI-i, Francesc Cardona, fue algo más plano y ajustado al guión, mientras que el de CCOO se desgañitó al hacerse con el micrófono. El secretario general de este sindicato lo dio todo sobre la tarima, desde donde se refirió a los presentes como "lo mejor de la clase trabajadora".

Carreras definió la manifestación de "histórica" y destacó el "rotundo" éxito de la huelga general a nivel estatal. En este punto, el representante sindical se vio interrumpido por los gritos de los manifestantes: "El pueblo unido jamás será vencido".

El secretario general de CCOO denunció que la reforma laboral "abre el camino a la ultra derecha", aunque envió un mensaje de esperanza a los asistentes: "El que lucha consigue su futuro. Nos tenemos que ir de esta plaza con una sensación de que la gente trabajadora es capaz de tirar hacia adelante cuando está unida".

Entre los asistentes a la marcha destacó la presencia de políticos como Antònia Allès, Ramón Orfila o Mateu Llabrés, así como la participación del padre del alcalde, Vicenç Tur.