Segunda jornada. Se desarrolló sin incidentes graves, aunque el volumen de averías se incrementó por culpa del efecto del barro sobre los cambios y las cadenas - Paco Sturla

TW
0

Y al final, las previsiones meteorológicas se cumplieron. Si la etapa inaugural se libró de las lluvias, la segundo las sufrió, lo que hizo bastante más dura de lo esperado la ruta más larga de la "Volta", con principio y final en Maó. Sin embargo, el aguacero no pudo con el espíritu de la prueba deportiva que, según señalaron desde la organización, volvió a ser un éxito.

No obstante, el recorrido del primer día pasó factura en el pelotón, que sufrió algunas bajas. Por el control de firmas de la Plaça de la Esplanada pasaron 550 ciclistas de los 600 inscritos. Aunque por otra parte hay que añadir el medio centenar de jóvenes menores de 15 años que se unieron a un tramo de la prueba para promocionar el deporte de la bicicleta de montaña.

Pero más allá de desmotivar a los participantes, éstos, que ya habían reconocido los días anteriores su preocupación por las previsiones de la AEMET, se crecieron ante las adversidades. Incluso, algunos miembros del pelotón reconocían que con barro y lluvia todo iba a resultar más divertido. De hecho, muchos coincidían en que el hecho de que lloviera tanto a falta de una hora para comenzar la etapa hizo a la postre que ésta fuera una auténtica ruta de bicicleta de montaña.

Pero al final el lodo y la dureza de algunos tramos del terreno se hicieron notar en un recorrido que la organización ya había avanzado que era de "un pedaleo elevado" y con partes del camino en las que había que transitar a pie. Fue por ello que la dureza de la prueba se fue intensificando a medida que pasaban los kilómetros, lo que a la postre se tradujo en que el pelotón de cabeza, que hizo el recorrido sin recorte alguno, cruzara la meta de Maó a las 15.20 horas, es decir, casi dos horas más tarde del horario más rápido previsto por la organización.

Un simple vistazo a los atuendos de los ciclistas sirvió para comprobar que el barro fue el auténtico protagonista de la jornada. Pero no fueron los deportistas los únicos que tuvieron trabajo extra, ya que los mecánicos también tuvieron que aplicarse mucho más que en la jornada anterior con un número más elevado de averías, principalmente relacionadas con los cambios y las cadenas. Por suerte, una hora después de la tomar la salida, la lluvia cesó y el sol lució hasta casi el final de la prueba, cuyos últimos participantes cruzaron la línea en torno a las 16 horas. En lo que se refiere a los incidentes, cabe señalar que un joven se cayó en la zona de Punta Prima y se dislocó un dedo, lo que le obligó a retirarse de la prueba. Ya en la parte final del trazado, a la altura de Malbúger, otro joven también tuvo que retirarse tras romperse la clavícula.

La jornada concluyó con una charla-coloquio en el Hotel Farragut de Ciutadella sobre la práctica del ciclismo de montaña en los espacios naturales, que se encargaron de impartir dos miembros de la publicación especializada "Solo Bici" y una corredora profesional.