Clausura. El taller de ocupación de Ca ses Monges de Maó finalizó ayer. - Gemma Andreu

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Para Carlos o Javier ayer fue un día de sentimientos encontrados, un día donde la ilusión y el orgullo por haber alcanzado los objetivos propuestos se topaban con la despedida de compañeros y monitores. Levantaban la cabeza para observar el trabajo realizado, comentaban cuánto quedaba aún por hacer y se paseaban por el edificio con claros síntomas de que lo conocían palmo a palmo.

Ocho jóvenes finalizaron ayer el taller de ocupación de Ca ses Monges de Maó, una iniciativa dirigida a formar a los alumnos en las especialidades de electricista de mantenimiento, lampistería y operario de mantenimiento de aire acondicionado y fluidos.

La escuela taller comenzó hace dos años y ha contado con la financiación del Govern de las Illes y el apoyo del Ayuntamiento de Maó con un presupuesto global que asciende a 320.000 euros.

Estos dos años de aprendizaje han servido para que el edificio de Ca ses Monges, que se encontraba en un estado lamentable, haya sufrido un cambio sustancial en lo que se refiere a adecuación de aulas de acuerdo con los requisitos de homologación y acreditación así como a condiciones de adaptabilidad a las necesidades de personas con dificultad reducida.

De esta manera, los alumnos han trabajado en forjados, soleras, instalaciones de agua y electricidad además de preparar la ubicación de un ascensor, entre otros aspectos.
Según explicó ayer el alcalde, Vicenç Tur, la recuperación de Ca ses Monges no está concluida y requerirá de una nueva intervención procedente de otra línea ocupacional que ya se ha presentado al Govern de las Illes (y aún a la espera de una resolución) y cuyas previsiones sitúan el inicio del proyecto a principios de diciembre. En este caso, la actuación se dirigirá a una línea de mantenimiento de edificios lo que permitirá realizar obras de acabado y poder, por tanto, trasladar las dependencias municipales de Formación que actualmente se encuentran en la calle Sant Josep.

La concejala de Formación, Indaura Gil, resaltaba ayer el compromiso de estos ocho jóvenes "con el trabajo, la administración y con ellos mismos" para construir los cimientos de lo que será su experiencia laboral.

El monitor del grupo, Ramón Abardía, aseguraba que el proyecto no ha sido fácil por las dimensiones del edificio -tres plantas de 200 metros cuadrados cada una- aunque los alumnos han superado todas las expectativas. Asegura que aunque "este taller les permitirá iniciar un trabajo como oficiales de segunda, probablemente el jefe de la obra se dará cuenta de que el obrero tiene capacidad de ejercer de oficial de primera".

Tur indicó que esta línea ocupacional es sólo una de las múltiples apuestas del Ayuntamiento en materia de Formación para jóvenes y adultos y añade que a lo largo del último año se han invertido en torno a dos millones de euros. En dos años se han beneficiado más de 2.000 personas de los programas de formación y ocupación la mayoría de ellas, jóvenes menores de 25 años que no han acabado los estudios obligatorios o tienen responsabilidades familiares en la adolescencia.