TW
0

autoficha
Me llamo Javier Espín Casalí y tengo 37 años. Nací en Maó y vivo con mi pareja. Soy mecánico, una profesión que me encanta. En mi tiempo libre me gusta ir en bici, bucear y el rugby.

¿Cuándo y cómo se adentró en el mundo de la mecánica?
Fue hace 11 años. Siempre había hecho pequeñas cosas. Anteriormente trabajaba como técnico de emergencias pero llegó un momento en que todo se convirtió en una rutina y decidí dejar las ambulancias, cambiar de rumbo y dedicarme a lo que siempre había querido. Aprendí mucho gracias a mi antiguo jefe, que me dio la oportunidad de entrar a trabajar como mecánico sin experiencia en un negocio dedicado, sobre todo, a camiones. Hace 5 años que me dedico a reparar coches y la verdad es que es muy gratificante cuando puedes montar un motor y hacer que funcione. La parte negativa es el lugar donde has de trabajar, por el frío que hace a veces y la suciedad, pero a mí me encanta mi trabajo y supongo que cada profesión tiene una parte menos agradable.

¿Recuerda alguna anécdota que le haya ocurrido trabajando con vehículos?
Hubo una bastante desagradable. Una vez estaba reparando un camión de los que vacían fosas sépticas. Estaba en un pequeño foso desde el que arreglaba los bajos del vehículo cuando, para salir, me agarré sin querer del grifo del camión. Aquello empezó a soltar su carga... menos mal que paró a la altura del pecho. Mis compañeros se partían de risa pero yo me fui directo a la ducha.

Hablando de sus aficiones, dice que le gusta mucho el buceo, ¿desde cuándo lo practica?
Hará unos 10 años y gracias a una amiga que tenía un centro de buceo y me invitó a probar. Al final, me saqué el título y realicé diversos cursos. He estado buceando en muchos sitios, entre ellos, en los cenotes de México y en los lagos de Bariloche argentinos. Cuando estuve en México me hubiese encantado quedarme allí y dedicarme a algo relacionado con el buceo pero me fui sin tarjeta verde de trabajo y me encontré con que perdería mucho tiempo y dinero, así que tuve que volver. Pero bueno, al menos lo probé y sé que, si algún día quiero probar suerte de nuevo, tendré que ir más preparado.

Otro de sus hobbies es el rugby que, precisamente, surgió a través del buceo...
Sí, un día me fui a tomar una cerveza después de bucear a un bar del Port d'Addaia cuando conocí a un grupo de chicos que practicaban rugby. Me preguntaron si quería probar y lo hice. El año que viene el equipo Menorca Rugby cumplirá su décimo aniversario. Yo ya no juego pero me voy a sacar el título de árbitro.

¿Qué planes de futuro tiene?
Mi pareja y yo estamos buscando una casa, aunque ahora está la cosa difícil para comprar pero bueno, es un plan a largo plazo. También me gustaría que el rugby tuviera más difusión en la Isla. Por lo demás, estoy contento con el trabajo así que supongo que se trata de subsistir y ser feliz.