ROBERTO LÓPEZ FERNÁNDEZ. escultor en piedra - RL

TW
0

Autoficha
Me llamo Roberto López, soy de Barcelona aunque resido en la Isla, en concreto en Sant Lluís, desde 2005. Vivo en pareja y tengo dos hijas, Djamila que tiene casi tres años y Baimoa que tiene ocho meses. Soy escultor en piedra y desde junio tengo la carta de artesano. Me encanta el arte en general, también me gusta la música, en especial la guitarra y soy un enamorado de los artilugios mecánicos.

¿Cómo nace en usted la pasión por el arte de picar piedra?
A mí siempre me ha gustado el arte. Me fui a Santiago de Compostela a estudiar fotografía pero descubrí que el material que necesitaba para ello era muy costoso. En la escuela de arte también se ofrecía escultura y fue lo que elegí. Soy técnico superior en Técnicas del Volumen. Trabajé de tallista pero mi imaginación iba más rápido que la ejecución del trabajo porque el granito necesita tiempo. Por ello, me desplacé hasta Valencia y tuve la oportunidad de ser escultor fallero. El 'ninot' en el que trabajé fue indultado. Esto fue en 2001. Volví a Barcelona y además de trabajar en la compañía de teatro Carro de Baco lo compaginé con un trabajo de decoración a partir de escultura. Y ya cuando vine a Menorca descubrí el marès y me cautivó.

¿Y cómo llega a Menorca?
Vine de vacaciones con mi pareja en 2005. A ella le encantó la Isla y me dijo que quería quedarse, la Isla vivía un buen momento económico. Y nos quedamos.

Dice que el marès le impresionó. ¿Qué encontró en él?
Con el marès se trabaja más rápido que el granito y tiene un mate que es precioso. Permite a su vez trabajar con herramientas manuales sin necesidad de utilizar el compresor. Puedes desarrollar la espontaneidad y la imaginación. Al principio experimentaba con trozos de marès que encontraba en una cantera abandonada. Ahora ya tengo un taller.

¿Cuál es el proceso para convertir la piedra en un elemento escultórico?
Primero dibujo lo que voy a esculpir en el marès, luego lo devasto, lo perfilo y lo lijo. Para ello necesito herramientas como radiales, martillos de madera, cinceles y gradinas.

Y para conseguirlo no sólo hace falta técnica sino también arte.
Es práctica e instinto imaginativo. El escultor debe ver en la piedra algo más que un simple objeto, debe ver que es un material susceptible de ser transformado en arte.
Además, es un material orgánico y al trabajarlo sientes afinidad con la misma piedra. En los procesos escultóricos es diferente trabajar por encargo o en obras decorativas que crear obra personal, en la que no hay límites ni jueces, tan sólo la necesidad de expresar, ya que para mí, el arte es expresión sincera. Aquello que esculpes son las formas de lo que nos rodea, el escultor refleja el exterior. Y a la inspiración la da el trabajo. A medida que haces un elemento ya piensas en el siguiente.

¿Cómo ve el mundo de la artesanía en la Isla?
Menorca es un lugar ideal para crear pero no el sitio idóneo para vender. Hay que abrir el mercado al exterior, no podemos venderlo sólo en Menorca.