Homenaje. El cantante recibió, después de actuar en solitario y con la coral del Centro Cultural, un pergamino conmemorativo - Javier

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Sin duda, un titán de la voz. Poderoso dios de la interpretación y gobernador de la sencillez y la calidad profesional. De ello dejó constancia ayer el bajo barítono y natural de Alaior, Simón Orfila, quien de nuevo demostró su vocación por la música y su gran aprecio por el pueblo que le vio nacer.

El Centro Cultural de Alaior quiso reconocerle ayer sus méritos, tanto profesionales como personales, concediéndole la distinción de Socio de Honor de la entidad. Con una iglesia, la de Santa Eulàlia, llena de gente, unas 700 personas ansiosas por oírle cantar, el secretario de la entidad, Joan Pons, indicó que los méritos que ha conseguido a nivel internacional le hacen ya por sí merecedor de este reconocimiento, a lo que cabe añadir "su compromiso con el pueblo que ha quedado demostrado total, absoluta e invariablemente a lo largo de los años". Pons recordó a su vez que uno de los objetivos de la entidad es "acercar la cultura a los ciudadanos", de ahí el homenaje.

En agradecimiento a esta distinción, el bajo barítono ofreció un espectacular concierto acompañado al piano por Marlén Coll y Orest Lemekh, así como por la coral de la entidad dirigida por Luba Klevtsova.

El repertorio fue extenso, agradable y emotivo. El público pudo viajar y soñar escuchando fragmentos de ópera y zarzuela como "La calumnia" de la conocida obra "El barbero de Sevilla", "Mi barca" de "La Galeota" o la canción catalana compuesta por Josep Ribas "Rosó". Entonó a su vez la bellísima "Ave María" de Shubert o la popular "Sa Balada d'en Lucas" de Ortega Monasterio.

Derrochó profesionalidad, desparpajo y mucho cariño hacia el primer coro con el que cantó cuando tan sólo tenía quince años y con el que no había tenido la oportunidad de repetir. Interpretaron de forma conjunta desde el fragmento "Noemí de mis amores" de la zarzuela "El niño judío" hasta "Despierta negro" de "La tabernera del puerto", entre otras. Orfila no quiso abandonar el escenario sin deleitar al público con un bis, la enigmática "Xoroi", escrita por Arcadi Gomila, con la que a más de uno se le debió poner la piel de gallina por el sentimiento desprendido por la voz del joven artista. La guinda de una noche de homenajes y brindis la puso la interpretación a cargo del cantante y la coral de la tradicional menorquina "Escolta es vent" de Tòfol Mus y Ortega Monasterio.

Orfila se emocionó por el reconocimiento y en especial por el apoyo de su familia, sobre todo por la presencia de su abuela entre el público. Recordó anécdotas de juventud y de su relación con el coro que provocaron la hilaridad de los presentes. El reconocimiento del Centro Cultural al cantante fue secundado por el alcalde de Alaior, Pau Morlà, y el conseller de Cultura, Joan Lluís Torres.