Marinero. Artur Mas suele navegar a diario durante sus vacaciones - Archivo

TW
0

"Si algún día fuera presidente seguiré repitiendo mis vacaciones en Menorca", dijo Artur Mas Gavarró (Barcelona 1956) a un vecino de Fornells que orgulloso contaba esta semana la familiar y afectuosa relación que mantiene el político catalán (Convergència i Unió) con las gentes de este idílico enclave turístico al norte de Es Mercadal. Y Más, recién elegido presidente de la Generalitat, parece ser hombre de palabra porque ya ha reservado algo más de una quincena de habitaciones para él y su familia en el Hostal-Restaurant S'Algaret de Fornells, donde se alojará durante las últimas semanas de agosto.

El mismo lugar de siempre y la misma época del año de siempre, aunque en esta ocasión posiblemente con algo más de seguridad a su alrededor. No se puede negar que Mas es un hombre de costumbres en lo que se refiere a sus vacaciones menorquinas, una fidelidad sin duda heredada de sus padres.

Y es que la relación de la familia Mas con Fornells se remonta a algo más de 40 años atrás, cuando los progenitores del actual president, Artur y Montserrat, veraneaban en este rincón del Mediterráneo balear en compañía de sus cuatro hijos (Joan, Artur, Maria y Núria) e incluso en ocasiones con los abuelos. "En verano no fallaban", rememora una vecina.

"Artur era un chico normal, muy cariñoso y educado. Ahora viene con su mujer y sus hijos", explica, al tiempo que comenta en voz baja que los padres del político catalán también suelen disfrutar en los meses de invierno de la serena belleza de Fornells, donde no es raro verles pasear junto a su marinero puerto. "Ahora el padre no está bien porque va en silla de ruedas", se lamenta la vecina.

"Son personas muy educadas, sencillas y amables, siempre saludan, no son altivos", resalta. Pero a pesar de su asidua presencia en Menorca, nunca han tenido casa propia en la Isla, tampoco su hijo, que para muchos es ya un forneller más. La culpa de este nulo afán inmobiliario de los Mas se esconde seguramente en el trato familiar que siempre han recibido en el Hostal S'Algaret.

Es habitual verle en su terraza, como cualquier otro turista, en pantalones cortos, calzado con las típicas abarcas mientras desayuna una ensaimada poco antes de embarcar junto a su mujer Helena Rakosnik y sus hijos (Artur, Patrícia y Albert) en la lancha que él mismo patronea y que ahora inverna en el puerto de Maó. Durante su estancia en la Isla, si el tiempo lo permite, suele navegar todas las mañanas y en más de una ocasión se le ha visto disfrutar de un baño en los alrededores de Mongofra y en Na Macaret.

President

"Está encantado de Fornells", relata otra vecina no sin cierto orgullo. "Me alegro de que haya sido elegido presidente. Era algo que él deseaba desde hace tiempo. Esta vez lo ha conseguido. No sé si será más o menos bueno, pero no me desa­gradó que fuera elegido", apunta. Otra añade a la conversación que en alguna ocasión ha visto a Mas comiendo en algún restaurante o comprando el periódico en el pueblo. "A veces lo compra él y otras veces venía alguien en su lugar", explica.

En general, los vecinos de Fornells sólo tienen palabras de cariño y respeto hacia el político catalán, el mismo que, resaltan, también trasmite su familia. "No son nada soberbios", matiza una vecina mientras toma un café en uno de los pocos establecimientos abiertos en la localidad durante los meses de invierno, aunque otro discrepa de esta apreciación, al considerar de mal gusto un comentario que Mas hizo en relación a un cartel en castellano colgado en la fachada del Restaurant S'Algaret. "Este verano dijo que esperaba verlo el próximo año en catalán, pero parece que no le han hecho caso porque sigue en castellano", comenta.

Su refugio

"La gente que hemos trabajado de cara al público durante años conocemos de algún modo a la familia. Se notaba que se sentían felices y cómodos en Fornells. Ellos disfrutan de sus vacaciones y nadie les molesta", resalta otra vecina. "A él (al president) le he visto algunas tardes con la cámara de fotos al cuello junto al puerto. Se ve que le gusta la fotografía", añade.

Esta educada y aparente indiferencia con la que los vecinos de esta localidad tratan a los famosos o personajes más o menos públicos que allí se alojan o paladean una suculenta caldereta en uno de sus restaurantes, han convertido Fornells en un refugio ideal para quienes buscan pasar desapercibidos. El entorno marinero, el recogimiento de sus calles y la amplitud y luz de su paisaje son placeres a los que la familia Más se niega a renunciar.

Personaje público

Pero el político catalán no puede ocultar ni siquiera en Menorca y ni siquiera en vacaciones su protagonismo público y, amablemente, en más de una ocasión ha concedido al "Menorca" alguna entrevista. Incluso se le ha podido ver en las tertulias a la fresca de Es Mercadal ofreciendo alguna charla en un ambiente distendido.

Y desde la perspectiva que le dan sus cuarenta años de relación con Fornells, se le ha escuchado resaltar la gran transformación que ha experimentado la Isla y la fuerza con la que Menorca sigue manteniendo su identidad, su fidelidad a sí misma –a pesar de las presiones y a diferencia del resto de Balears–, y con la convicción de que sin el turismo tampoco se entendería Sa Roqueta.

Posiblemente la misma autenticidad y fidelidad que Mas luchará por mantener tras su reciente elección como presidente de la Generalitat. El primer paso con respecto a Menorca, con su refugio de Fornells, ya lo ha dado y se verá este verano.