Planta. La empresa asegura que el pasado año se superaron los objetivos de producción - Archivo

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El presidente de FAGME, Pau Bosch Moll, expresó ayer el malestar y la incertidumbre de los payeses que venden cuajada a Quesería Menorquina, debido al retraso en el cobro de sus facturas emitidas a la empresa propiedad de Nueva Rumasa. Por su parte, la delegada sindical de la empresa , Margot Sastre, reiteró que el grupo de Ruiz Mateos pone en peligro la continuidad de la planta de Maó por su deficiente gestión.

Pau Bosch incidió en el retraso con el que Quesería Menorquina abona las facturas a las fincas suministradoras de cuajada, a pesar de que el gerente de la fábrica le aseguró ayer que se intentará regularizar cuanto antes la situación. "El gerente me aseguró que ayer mismo (por el martes) se había ingresado el importe de la facturación de septiembre. Asimismo, me dijo que tenía la previsión de abonar la factura de octubre durante la próxima semana o la siguiente", comentó Bosch. En este sentido, el presidente de AGRAME señaló que el plazo para el cobro de las facturas finaliza el último lunes del mes siguiente al de la facturación, según una norma utilizada cuando la fábrica era gestionada por la familia Montañés y después por Kraft "por lo que todavía están pendiente de cobro los meses de octubre y noviembre, y dentro de pocos días se añadirá el mes de diciembre", aseguró.

En este sentido, Bosch admitió comprender "hasta cierto punto" los problemas de liquidez que padece Quesería Menorquina, debido a la situación de crisis económica, aunque lamentó que los payeses sean las víctimas de una situación al no cobrar puntualmente el trabajo que realizan. "El payés ve que cada año suben los precios de las materias primas y de la luz y, en cambio, no sucede lo mismo con el precio de la cuajada. El problema se agrava al retrasarse el cobro de las facturas", aseguró. Explicó que los payeses más veteranos aseguran que nunca habían padecido una situación, como la actual, de no poder pagar a la cooperativa y proveedores, "están muy nerviosos y con gran malestar", aseguró.

Además, Bosch señaló que los payeses no pueden paralizar el suministro de cuajada, por cuanto representaría unos excedentes que las fincas no pueden almacenar, además de interrumpir la facturación mensual. "Los predios están preparados para sacar la cuajada cada semana. Podría almacenarse en las cámaras como mucho durante 10 o 15 días. Además, en muchos casos la venta de cuajada, que se realiza a una sola fábrica, representa el 90 por ciento de los ingresos de la finca", subrayó.

Por su parte, la representante sindical Margot Sastre insistió en los argumentos expresados ayer por el comité de empresa, al denunciar que la gestión de Nueva Rumasa pone en peligro la continuidad de la fábrica de POIMA. Señaló que la producción está prácticamente paralizada, "hoy (por ayer) la fábrica funciona con un par de máquinas y, además, se está pendiente de recibir una cantidad de mantequilla. Una empresa no funciona de esta manera, tiene que haber una previsión económica y de producción par atender a los clientes; en caso contrario, estamos acabados", aseguró.
Sastre señaló que la fábrica no tiene actualmente un stock, debido a que no se recibe la materia prima para mantener la producción ."Tiene que haber una planificación de la producción, que por supuesto puede ser modificada, para que la fábrica tenga el stock necesario por si hay pedidos de clientes, algo que ahora no sucede", aseguró.

En este sentido, Sastre rechazó el comunicado de la empresa emitido ayer, que negaba que la producción de la planta esté paralizada y, además, aseguraba que en 2010 se superaron los objetivos de producción. "El comunicado es una mentira, la gestión empresarial pone en peligro la continuidad de la fábrica, algo tan cierto como que me llamo Margot Sastre", concluyó.

Rueda de prensa
Esta mañana comparecerán ante la prensa Jesús Villar, secretario general de la Federación Estatal de Agroalimentaria de CCOO; Antonio Olives, presidente del comité de empresa; y Ramon Carreras, secretaria general de CCOO en la Isla, para valorar la situación de la fábrica Quesería Menorquina.