Animación. En el aire y en tierra, la afición a volar se mantuvo fiel - Gemma Andreu

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El sol lucía ayer sobre la pista del Real Aeroclub de Mahón, durante la segunda jornada festiva con motivo de la Diada de Menorca, pero la meteorología no fue tan benévola con los pilotos que debían llegar procedentes de Mallorca y Catalunya, ya que la niebla impidió que despegaran de sus aeródromos de origen y redujo el número de participantes en la concentración de avionetas. La vuelta a la Isla, una tradición ya de la fiesta de Sant Antoni para los aficionados a volar, se inició con retraso, pasadas las doce del mediodía, debido precisamente a la espera de los compañeros de otros aeroclubs de fuera de la Isla.

Finalmente, nueve aparatos (siete de Menorca y dos de Sabadell que habían aterrizado el sábado) se alzaron para visitar desde el aire todos los municipios, como manda la celebración del patrono, aseguraba el presidente del Aeroclub, José Luis Barrero. Los aviones volaron sobre el cielo de Maó y Sant Lluís, pasaron por Sant Climent, Alaior, Es Migjorn Gran y Ciutadella, donde giraron para regresar al aeródromo sobrevolando Ferreries, El Toro en Es Mercadal -la cima es uno de los puntos emocionantes del recorrido-, la bahía de Fornells, el cabo de Favàritx y, de nuevo, tomar tierra en Maó. A lo largo de la vuelta -y pese a la limitación de tiempo que impone el ocaso-, se pudieron incorporar más avionetas procedentes de Mallorca y de Girona, por lo que el encuentro no alcanzó la veintena de participantes prevista pero logró su cometido: sumarse entre las nubes a los actos de la Diada. Una visión espectacular para los que gozaron del viaje en los aviones, en una jornada luminosa, y una mañana de animada participación en tierra, con espectadores fieles desde las terrazas del Aeroclub y la comida de hermandad de los pilotos y sus familias.