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Hay personas que poseen un don especial, destacan en cualquier actividad deportiva que practiquen como en el día a día, en los negocios o en todo aquello que abordan; son auténticos "cervells" con una especial habilidad que les hace diferentes; Acisclo Domínguez Palomero es uno de ellos; destacó en todo, ya fuese "jugant a mèrvils" o sumergiéndose, con éxito, en el mundo empresarial.

Así que eres cacereño, aunque todos los amigos te hacíamos malagueño. ¿En qué año llegaste a Maó?
En 1947, concretamente el día 1 de noviembre, Tots Sants; nos vinimos desde Málaga, donde residíamos, porque mi padre, que era militar, fue destinado a la Isla y aquí desembarcamos, toda la familia excepto mi hermano Venancio que se quedó estudiando y posteriormente también se vino para casa.

¿Cuáles fueron tus primeros pasos?
Provisionalmente nos instalamos en una vivienda en la calle de Gracia, luego nos trasladaríamos a vivir a la calle de Sant Antoni, casa que considero fue mi auténtico hogar familiar.

Colegios, amigos, Es Freginal… Detállalo.
Reemprendí mis estudios en el Colegio La Salle, cuyo director era el hermano Andrés y mis primeros amigos fueron Paquito Aguado, Real, Soler, Manolo Parpal, los hermanos Sastre y sobre todo Juan Antonio, el propietario de La Fantasía; mi incorporación a Es Freginal, Sa Sínia como la llamábamos, fue inmediata; recuerdo perfectamente que el Pater me acogió con los brazos abiertos y que me dijo que allí podía ir siempre que lo desease sin exigirme nada a cambio, solo me deseó suerte y añadió que si le necesitaba siempre podría contar con él.

Fútbol o baloncesto. ¿Qué fue primero?
Jugaba a todo; en realidad desconocía el basket, en Málaga ni sabía que existiera pero, como recordarás, jugábamos a lo que saliera porque lo importante para nosotros era jugar.

En aquellos años el "Día del aspirante de Acción Católica" tenía para los chavales menorquines un significado especial. ¿Recuerdas algunas de aquellas celebraciones?
La primera en que participé fue la que se celebró en Ferreries; era una concentración a la que acudían representantes de todos los pueblos de la Isla y yo fui seleccionado para el equipo de fútbol; Pedro Bellot actuó de preparador y seleccionador y a mí me eligió porque en uno de los partidos preparatorios marqué un gol de "churro" pero impresionante, el balón me hizo un extraño cuando iba a chutar aunque conseguí rozarlo y batir al portero con una involuntaria vaselina, un golazo; también recuerdo el que se celebró en Villa-Carlos, Es Castell, en que participé en todo o en casi todo, en fútbol, en baloncesto, ping-pong y billar. Magín Sastre era quien controlaba cuando y donde debía jugar, como también en la modalidad que debía hacerlo … lo gané todo, recuerdo que la final de ping-pong la disputé con un chico de Ciudadela al que le faltaba un brazo pero que jugaba de fábula, yo en el primer juego, pese a las advertencias de Magín que me decía que era un jugador fenomenal, jugué cohibido y me ganó por 21 a 5 o a 6, luego comprendí que tenía que jugar a tope y conseguí vencerle.

En julio de 1954 jugando frente al J.A.C. de Barcelona, equipo con el que vino Joaquín Hernández, un jugador de leyenda, te diste a conocer; en el primer partido disputado en el campo "Virgen de Gracia" el Alcázar se impuso por 50-38, con una aportación tuya de 15 puntos, pero tu eclosión tuvo lugar al día siguiente, en el desaparecido campo del La Salle de la calle del Carmen, donde una selección integrada por Sarasa, Antonio Sintes y Nito Mercadal, del La Salle, Sans, Naldo y Estela de la Unión y Ricardo Arguimbau, Alfredo Riudavets y tú del Alcázar, nuevamente se impuso al equipo catalán. ¿Recuerdas dichos partidos?
Sí, y añadiré que fueron dos partidos en que todo me salió redondo incluso tengo una anécdota al respeto; al día siguiente y por la calle, me encontré a una amiga, Carmen Quintero, quien me dijo: "Ayer fui al baloncesto e iba para ver a Hernández, pero fue a ti a quien "descubrí", incluso si alguien me hubiera dicho que tú eras Hernández lo hubiera creído, porque jugaste de maravilla".

Tú formaste parte de aquel Alcázar que consiguió conquistar cinco veces el Campeonato de Baleares, ¿Algún secreto de dicho éxito?
Varios, uno de ellos fue que en aquel momento el Alcázar disponía de una excelente cantera; juveniles que pudimos integrarnos en el primer equipo sin que éste se resintiera de las bajas que iban produciéndose; te hablo de los Marcial, "Papet" (José Carreras), José Luis Lluc, Sebastián Cladera, Pedro Luis Cardona y algunos más; Marcial Camps fue el primero en dar el salto, luego lo dimos Cladera y yo y así sucesivamente con lo que fuimos conformando un equipo excelente, completando la plantilla "madre" que estaba formada por Ricardo Arguimbau, Alfredo Riudavets, Pedro Morro, "Pacote" (Paco Borrás), Antonio Obrador, Fede Cardona y José Luis Aparicio.

En aquel momento tú tenías 17 años de edad, un chaval, pero los "veteranos" habían vivido la etapa de Hurtado, ¿acierto?
Del todo, ellos habían asimilado las enseñanzas de Hurtado, un jugador fuera de serie, lo que acreditaba su condición de internacional; de él se puede afirmar que fue quien propició el despegue del Alcázar, con ideas novedosas y con algo que ahora parecerá una "tontería", pero que en aquel momento no lo fue; antes de Hurtado se tiraba a tablero y con las dos manos, él eliminó esta costumbre, había que tirar al aro y con una sola mano; lógicamente introdujo otras variaciones tácticas y técnicas pero lo fundamental fue cambiar la forma de lanzar a canasta; evolución que representó una novedad que los otros equipos, incluso los mallorquines, tardaron algún tiempo en asimilar.

Pero el fútbol, "poderoso caballero", pudo más y fichaste por el Menorca.
Sí, aunque simultaneaba ambas modalidades deportivas; además lo hice como juvenil aunque Pepín Vidal y yo, con 17 años, también jugamos varios partidos con el primer equipo, pero con ficha "irregular" respecto a la edad, hasta que una protesta presentada por el Mercadal, nos apeó del "carro" hasta el año siguiente.

¿Percibías alguna remuneración económica?
El primer año no, luego fui entrando en la ruleta, recuerdo que mi primera ficha fue de mil pesetas, que en un principio no llegué a cobrar por lo que dejé, momentáneamente el fútbol y volví al baloncesto, sobre todo porque en el Alcázar jugaba con los amigos de siempre, pero Miquel Sintes, directivo del Menorca, vino a hablar conmigo e incluso me abonó la ficha y, regresé al Menorca, aunque con la condición de que seguiría jugando a basket; añadiré que el sueldo mensual era de 500 pesetas, una fortuna si tenemos en cuenta que en el trabajo solo percibía 150 pesetas al mes.

De aquella etapa en que nadabas entre dos aguas, hay que recordar los Campeonatos de España que el Alcázar disputó en Madrid. ¿Vamos a ello?
Como quieras; recuerdo que el grueso del equipo salió para Madrid con las ausencias de Damià Llull y la mía, él por motivos laborales y yo porque tenía que jugar un partido con el Menorca y una vez finalizado tomé el avión para Barcelona y de allí, en tren, a Madrid; en la estación Miquel Alejandre me estaba esperando y ambos nos trasladamos al hotel para de inmediato irnos al pabellón "Vista Alegre" donde el equipo estaba entrenando y una vez hubo finalizado el entrenamiento salimos a cenar y en la Plaza de Neptuno nos sorprendió una gran aglomeración de gente frente a la oficina de Iberia, nos acercamos para ver que sucedía y nos enteramos que había ocurrido un trágico accidente; entre las víctimas estaba Joaquín Blume, y por si el accidente en sí no fuera poco, para nosotros había un extremo importantísimo, ya que era el avión en el que, teóricamente, debía viajar Demi, imagínate nuestra angustia hasta que nos enteramos de que nuestro compañero no había obtenido el permiso de la empresa en la que trabajaba y, afortunadamente, no viajó salvándose de una muerte segura, porque creo recordar que no hubo supervivientes.

Posteriormente cruzaste la diagonal y fichaste por el "eterno rival", por la Unión. ¿Cuáles fueron las causas que te impulsaron a ello?
Ocurrió en 1962, año en que me casé y los motivos fueron varios; un día vinieron a verme Bernardo Seguí, presidente de la Unión y Pedro Payeras y me propusieron que fichara por la Unión; hablamos largo y tendido y quedamos en que yo les daría una respuesta tras haberlo meditado y consultado; casi de inmediato me puse en contacto con cuatro de los "hombres fuertes" del Menorca y les pedí que ellos me garantizasen, a título personal, el cobro de 10.000 pesetas a lo que se negaron; mi planteamiento era que con dicha cantidad más las 13.000 que el club me ofrecía de ficha, acercarme a la propuesta unionista que era de 45.000 pesetas, negativa que hizo que me decantara por la Unión. A la siguiente temporada, con Luis Codina de presidente y Simón Vidal como su más directo colaborador, el Menorca quiso repescarme ofreciéndome un ficha muy tentadora, pero no acepté y la Unión, por mediación de "Dinus" mejoró económicamente mi contrato pasando a cobrar, sin yo pedirlo, 85.000 pesetas que, en su día, se convirtieron en cien mil.

¿Fue ésta la cantidad máxima que llegaste a cobrar?
Sí, aunque la mejor oferta la tuve estando ya retirado, con 31 o 32 años de edad; aquel año el Reus fichó a un entrenador, Rabasa, que conocía muy bien el fútbol balear y confeccionaron un gran equipo, pero les faltaba un centrocampista y por mediación de Quique, un extremo que había jugado en la Unión y que era "mestre d'escola" y, que ya retirado ejercía como tal en Reus, me propusieron ficharme, la "golosina" era de más de 200.000 pesetas, pero no acepté, pensé que llegaba con retraso.

Recuerdo que también ocupaste la Secretaría Técnica del Club unionista.
Efectivamente aunque solo estuve un año en el cargo; confeccionamos una excelente plantilla y fichamos a Felipe Mesones como entrenador pero, inexplicablemente, por esas cosas que suceden en el fútbol, tras un brillante comienzo, el rendimiento del equipo cayó en picado y el entrenador fue cesado y reemplazado por Toni "May" (Antoni Petrus) que tampoco acertó a enderezar la trayectoria del equipo por lo que Ramón le sustituyó; en un principio quería que fuéramos, él y yo, quien nos responsabilizáramos de llevar al equipo a buen puerto pero yo le hice ver que los dos cargo eran incompatibles. Ramón aceptó pero con la condición de que yo volviera a jugar.

¿Qué sucedió con el fichaje de Cabrera?
Aquella temporada salió una disposición de la Federación Española por la que un jugador que hubiese jugado en 2ª división no podía hacerlo en 3ª y nosotros, inexpertos, fichamos a Cabrera, un excelente central, procedente del Rayo pero al presentar su ficha nos la devolvieron, la rechazaron; tras muchas idas y venidas y conversaciones al más alto nivel, la Federación Española nos indicó que la única vía para su fichaje dependía de la existencia o no de un informe de la Balear indicando que, tras consulta nuestra, había informado en sentido positivo dando luz verde al fichaje; la consulta había sido formulada pero verbalmente no existiendo informe alguno; el Oviedo se había beneficiado de esta excepción pero nosotros, sin el informe escrito, no pudimos acogernos a él, a pesar de que Enrique Bes, secretario del Club, había recibido el "placet" federativo a través de su secretario, el Sr. Alzamora, que no quiso ratificarlo por escrito y, por ello tuvimos que jugar toda la temporada sin un central de la categoría de Cabrera; otro factor determinante de lo que sucedió es que yo había planificado la temporada con un presupuesto de cuatro millones y apenas llegamos a invertir dos y medio.

De tus muchos años vistiendo de corto, ¿qué jugadores destacarías?
En baloncesto a Ricardo Arguimbau, el auténtico "buque insignia" del Alcázar, también a Pedro Gomila, para mí el número uno, a Florencio Hernández, a Demi y a Marcial, dos jugadores de gran rendimiento y a otros muchos, sin olvidarme de Hurtado, un "maestro" que renovó el basket menorquín; en fútbol destacaría a Diego, a Orfila, a Torres, a Massanet, a Ramón y a un largo etcétera.

¿Tu "cinco" ideal?
Pedro Gomila, Florencio Hernández, Ricardo, Demi y Marcial, todos ellos del Alcázar pero de una indiscutible calidad.

¿Te atreves con un "11" al estilo Barça?
No, porque siempre dejas a alguien fuera, pero te daré algunos nombres de jugadores foráneos que merecen el "excelente"; Bustillo, Robles, Planas, Bou, Vicente, Eulogio Martínez y Meliá; posiblemente me habré dejado algunos en el tintero pero estos son significativos.

Al contrario que otros jugadores tú fuiste hormiga y hoy gozas de un nivel económico más o menos envidiable. ¿Algún secretillo?
Yo dejé de estudiar tras cursar los dos primeros años de bachillerato y empecé a trabajar, con la suerte de que en mi casa me dijeron que el sueldo era mío, que no lo malgastase, pero que no debía ayudar a la economía familiar, así lo hice y abrí una "llibreta" en la que cada mes iba ingresando parte del sueldo y las primas, ahí radica mi secreto y también mi convencimiento de que he sido un privilegiado.

Referente a las primas, ¿qué sucedió en Mercadal?
El Menorca, como recordarás, cada año fichaba a una serie de soldados y la mayoría de ellos apenas jugaba uno o dos partidos. En esta ocasión, el último partido de la temporada, con todo resuelto, jugábamos en Mercadal y la alineación estaba compuesta por Toni "Pelut" (Antonio Pons Benejam), Moret, yo y el resto eran soldados; en el vestuario, creo que fue "es Pelut" quien dijo que si ganábamos cobraríamos las 300 pesetas de la prima estipulada, que yo tuve que corroborar, lo cierto es que salimos a por todas y ganamos, algo que a lo largo de la temporada en campo ajeno solo habíamos conseguido y por goleada en Felanitx, en un partido en que plantamos el "tranvía" ante nuestra portería dejando a "Ferro" y a "Calucha" en punta y gracias a su velocidad conseguimos ganar y golear.

Has sido, a tenor de los resultados, un comerciante sagaz. ¿Te sentías a gusto en este ambiente?
Muchísimo pero, en el de antes, no en el comercio actual en que todo está rigurosamente estructurado e informatizado, a mi me gustaba el trato personal, el tú a tú; además pronto aprendí que el éxito consistía no en saber vender sino en saber comprar y me afané en ello; en los buenos tiempo la temporada alta empezaba en abril y terminada en octubre y yo, con los deberes ya hechos, salía a comprar a principios de noviembre, antes de que los precios aumentasen y luego jugaba con la cantidad y con el pago que si era al contado, al recibir la mercancía, era mucho mejor que al hacerlo a 90 días, astucias que fui aprendiendo y que me reportaron buenos beneficios.

Como también el vislumbrar o adivinar la evolución del mercado.
Efectivamente, de muy joven y debido al fútbol, viajé muy frecuentemente a Palma y vi el cambio que se iba produciendo, por decirlo esquemáticamente presencié el despegue y el destape y comprendí que la invasión turística que se estaba operando en Mallorca también se produciría en Menorca y transformé "Almacenes Menorquines" de un negocio dedicado básicamente al campo, en un negocio de cara al turismo y me instalé en la zona más comercial y céntrica de Maó.

Para las cajas soplan vientos huracanados; tú fuiste consejero de "Sa Nostra", ¿te preocupa su futuro?
He de decirte que sí, no es para menos, pero tengo confianza en que sobrevivirá, sobretodo por la calidad humana y profesional de sus directivos y de su personal y apuesto por ellos porque con los que conviví me demostraron que eran personas muy responsables, trabajadoras y eficientes.

Y de la juventud actual, ¿qué opinas?
Que es buena, excelente, de lo que dudo es de la enseñanza que reciben, de si es o no la más adecuada para el momento e incluso para el futuro que se avecina, para mí es esencial que los jóvenes se conviertan en ciudadanos competentes, que sepan encarar el futuro con una base sólida, entrelazando teoría y práctica lo más adecuada posible, sin elucubraciones estériles o sin sentido.

Personalmente apostaste por incrementar tu formación.
Sí, hice un curso de Contabilidad que me ha permitido estar a "pie de obra" en cuanto a los negocios familiares y, aprendí inglés, no para ir a ligar sino para atender a los turistas, generalmente británicos, que acudían a mis tiendas; si el turismo es esencial para nuestra economía debemos atenderlo lo mejor que podamos, es decir, eficazmente.

¿Estamos en horas bajas?
Bajísimas, aquí, en Maó, el centro comercial o histórico está bajo mínimos; Maó, especialmente por las tardes parece una ciudad "muerta", sin vida, sin las prestaciones mínimas exigibles, sin "gancho"; además hay cosas que no comprendo una de ellas es que hayamos prácticamente prescindido del turismo inglés, un turismo muy sensible y que si lo tratas adecuadamente, vuelve, es fiel; pero, las cosas son como son y no como desearíamos que fuesen.

A quienes empiezan como tú empezaste, ¿qué consejo les darías?
Que la seriedad y la dedicación sea su lema; que salgan siempre dispuestos a demostrar que son los mejores para que ningún rival les supere ni por esfuerzo ni por sacrificio, solo por una mayor calidad técnica o incluso por los imponderables que siempre se dan en el deporte y que la concentración sea siempre la máxima y que intenten mejorar de día a día.
Javier Bey, entrañable amigo común, decía que su equipo era el Alcázar, ¿cuál es el tuyo?
Como Bey mi equipo es y siempre ha sido el Alcázar, incluso dije que sería el único equipo que me "sacaría un duro", en devolución a lo mucho que le debo.

Y al "Pater", ¿cómo le recuerdas?
Como a un hombre especial, como a mi segundo padre que me recibió con los brazos abiertos y que nunca me dejó de la mano, sin embargo con él tuve un fallo; tras perder el contacto más directo, al elegir qué cura debía casarnos me decanté por el padre Seguí, en vez de por él, eran los tiempos de los cursillos y la proximidad pudo más que el cariño que siempre le profesé.

Y a la vida, ya con biznietos a tu vera, ¿Qué le pides?
Joan, a la vida no puedo pedirle nada, absolutamente nada porque he sido un privilegiado; diré que salud.

Acisclo Domínguez Palomero se considera un privilegiado, debo decir que sí, que lo ha sido, que lo es, pero añadiendo que él puso algo o mucho de su parte para lograrlo.