Vacas. Producir lácteos en Menorca, al igual que carne y otros productos, no sale a cuenta - Archivo

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El campo menorquín pone sobre la mesa la inviabilidad de su sector, y advierte que, si nada lo remedia, durante el último ejercicio, que finaliza el próximo 19 de marzo, hasta doce 'llocs' habrán cesado su actividad o, por lo menos, habrán anunciado sus intenciones de hacerlo. El día de San José es la fecha en que, tradicionalmente y "por norma general", los payeses acuerdan con los propietarios los planes para el siguiente año. O lo que es lo mismo, es la "fecha límite" para anunciar la disolución de la SRM (Sociedad Rural Menorquina) si así lo contemplan. De este modo, a las siete que ya han echado el cierre durante el pasado año, se le añadirían otras cinco.

Estas doce fincas se dedicaban, o se dedican aún, a la producción de leche, cuajada o queso artesano. Al igual que las siete que ya han cesado su actividad, las cinco que podrían seguir su camino lo harán "porque no pueden aguantar medio año sin ingresos". Y pueden ser más, a medida que las economías familiares se vean apuradas y obligadas a abandonar el campo. Sin embargo, eso de echar el cierre a las 'barreres' de los predios no es nuevo. "Diez años atrás había más de 300 'llocs' en marcha, más del doble que ahora", expuso el presidente de AGRAME, Guillermo de Olives.

Las asociaciones agrarias FAGME, AGRAME y AGRENA convocaron ayer a los medios para dar a conocer la situación que se está viviendo en las fincas agrícolas. Unos momentos en que "necesitamos de vuestra ayuda", confesó a los periodistas el presidente de AGRAME, justificándolo en que "la gente debe saber que el campo, desde hace años, cada vez va peor". Y es que, según explicó, "en 2010 no hemos ganado dinero, y este año va por peor camino. Nos estamos cargando el campo", aseguró.

Según el presidente de FAGME, Pau Bosch Moll, la entrada en fase preconcursal de Nueva Rumasa no hace más que acrecentar la crisis y el nerviosismo de los productores agrícolas y ganaderos de la Isla. A las explotaciones que entregan su cuajada a la empresa de Ruiz-Mateos se les adeudan entre 40.000 y 200.000 euros, lo que les sitúa en la disyuntiva de elegir entre dejar de servir su producción a la planta de Maó o "permitirnos el lujo de tirar la cuajada", que es a lo que apunta el nerviosismo de los productores. Aun así, el presidente de AGRENA, Pau Bosch Pons, afirmó que aunque "fuéramos al día de cobros con Quesería Menorquina, sólo serviría para cubrir costes".

Al problema de Nueva Rumasa se le añaden otros de sobra conocidos, como la tendencia al alza de los costes de producción (piensos, electricidad, gasoil, transporte...) y a la baja de los precios de los productos agrarios (leche, cuajada, queso, carne...).

Según De Olives, "la productividad de las fincas se ha incrementado un 10 por ciento y hemos capitalizado todo lo que hemos podido". Aun así, es imposible hacer frente a estos costes cada vez más elevados. "Es una crisis espantosa", definió De Olives, que cuantificaba en 600 o 700 los euros de luz que, de media, paga al mes cada explotación.

En relación a la leche, el presidente de AGRENA señaló que "COINGA nos paga 27 céntimos por litro y en la Península se pagan entre 32 y 34 céntimos. Si a eso le añadimos el transporte, se hace inviable" pensar en vender el producto fuera. "La leche de Menorca es la que peor se paga de toda Europa con mucha diferencia", algo que contrasta con el hecho de poseer "una denominación de origen y un producto con una relación calidad-precio inmejorable". Pero no sólo eso. "Menorca es de los pocos sitios donde las vacas pastan por el verde de las 'tanques'", aseguró el representante de AGRENA, quien considera que todo eso debería dar un valor añadido al producto.

Trabajo por menos precio
Las subvenciones de las administraciones son otra de las luchas de los agricultores, por el retraso y la escasez con que se dan. El sector agrario se acuerda de que "los políticos no paran de decir que somos los vigilantes de la Reserva de la Biosfera". Sin embargo, no ven recompensada esa labor. "No queremos vivir de subvenciones, pero hoy son más que necesarias y tienen que incrementarse hasta que no suban los precios", añadió De Olives.

En cualquier caso, él mismo puntualizó que "lo que recibimos no son subvenciones, son compensaciones" para que el consumidor disponga de unos precios razonables. A los payeses también les molesta escuchar cómo "a las administraciones lo único que les importa son los 180 puestos de trabajo de la planta" de Quesería Menorquina, sin tener en cuenta que hay unas 160 fincas que dan sentido a la industria lechera y quesera. Por eso, el sector reclama "con hechos el apoyo que necesitamos, no con palabras", para que las subvenciones lleguen puntualmente. "Todavía no hemos cobrado las ayudas Proagro de 2010". Y no sólo eso, sino que "quieren sustituir los Proagro por las subvenciones vía PAC (Política Agrícola Común de la Unión Europea), deberían dar ambas".

Mejorar la promoción
Las tres asociaciones creen que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Mahón-Menorca debería hacer mejor promoción de los lácteos menorquines, pues el queso de la Isla se conoce básicamente en Balears y Catalunya. La insularidad hace imposible exportar los productos menorquines por su coste. A eso hay que añadir la competencia que supone la venta de carne "procedente de Chile, que se envasa en Nueva Zelanda y que se vende aquí, por la que se pagan 3 euros", algo que obliga a que los ganaderos de la Isla "vendamos a 2,5 euros la pieza". Tan poco se gana con el engorde del ganado que, aseguran, "algunos compran pasta de sobrasada en Barcelona para etiquetarla aquí con etiquetas de Menorca".

Para buscar soluciones, el presidente del Consell recibirá a los payeses esta misma semana.