Desde la avenida Mascaró Passarius, el observatorio se levanta como un gigantesco champiñón rojo - Gemma Andreu

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Quien estos días haya paseado por las inmediaciones de la futura sala multifuncional del Canal Salat se habrá sobresaltado al ver que entre el bosque crecía una especie de champiñón rojo gigante. Alguno que otro, entre emocionado y desconcertado, habrá consultado algún libro de setas, para averiguar si tamaño ejemplar era comestible, por aquello de apresarlo y hacerse la fotografía de turno para salir en el periódico con su preciado trofeo como un 'cercador' avispado.

La verdad es que aquella estructura esférica con cúpula roja es el observatorio astronómico que dio origen al proyecto que en su día ideó Avel·lí Casasnovas. El telescopio ha quedado como testimonio de lo que tenía que ser y no fue. De hecho, el mantenimiento del observatorio era una manera para que el Ayuntamiento de Ciutadella no perdiera la subvención que llegaba del Govern balear, puesto que había que mantener la esencia del proyecto que se presentó a la subvención.

De hecho, siendo rigurosos, el proyecto que ahora está a punto de ser acabado es muy similar al primero que ideó el Partido Popular. Posteriormente, la iniciativa fue modificada en varias ocasiones, pasando a ser un auditorio de cinco millones de euros, para luego pasar a costar unos diez millones con todos los extras que quiso añadir el equipo de gobierno de Llorenç Brondo.

Ayer, los operarios estaban trabajando en la cúpula del observatorio, cuya misión será permitir la contemplación del firmamento en lucha con la luz que emite la ciudad. Las obras deben estar acabadas a finales de este mes, y en principio, los plazos van a cumplirse.