CERCANOS. Los Príncipes, ataviados con batas blancas, conversaron con los trabajadores del Catering Social y posteriormente con los de Ecoverd - Cris

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"Estoy seguro de que el señor Balada estaría hoy satisfecho de ver el destino que le hemos dado al dinero que hemos recibido. Nosotros, desde luego, lo estamos".

Así se dirigía el Príncipe de Asturias a los trabajadores y usuarios de la Fundación para las Personas con Discapacidad de Menorca (FPDIM), tras conocer las instalaciones y los servicios que presta la única entidad que en Menorca se verá beneficiada por la herencia que sus altezas reales recibieron del ciutadellenc Juan Ignacio Balada Llabrés.

Tras recorrer primero las dependencias de Maó y después las de Ciutadella, don Felipe elogió la labor que lleva a cabo la Fundación, a la que aportan 140.000 euros, 45.000 a través de la Fundación Hesperia (creada por expresa petición de Balada) y 95.000 del dinero que percibieron directamente los Príncipes de la herencia. "Puedo deciros que realmente estamos orgullosos de vosotros, de la gran labor que desarrolláis, del espíritu que os anima, de vuestra generosidad y del sentido social de vuestro trabajo. En suma, de vuestra solidaridad y compromiso cívico con quienes más lo necesitan. Y de hacer, como hacéis, un gran bien a las personas discapacitadas de Menorca y a sus familias", proclamó el Príncipe, después de descubrir una placa que recordaba el día en que él y doña Letizia visitaron la Fundación.

Al ser la primera visita a Menorca desde que recibieron la mediática herencia de Balada, los Príncipes quisieron explicar los motivos que les llevaron a aceptar el legado de un hombre al que, confesaron, no conocían en absoluto. Por eso, aseguraron recibir "con sorpresa" la noticia de que eran los herederos, y actuaron, añaden, con responsabilidad. "En estos casos, y ya teníamos algún precedente, lo habitual hubiera sido que renunciásemos a la herencia. Era lo más sencillo, lo menos complejo, la solución más fácil. Sin embargo, renunciar a la herencia hubiera supuesto, por decisión del propio señor Balada, que sus bienes pasasen a las arcas públicas del Estado de otro país (Israel). Estoy seguro de que ese Estado lo habría destinado a un buen fin, benéfico, o incluso con alguna indicación lo podría haber dedicado a algún fin de interés para ambas naciones. Pero nos pareció que esa no era la manera más directa o mejor de asegurar que los españoles se beneficiaran de su patrimonio", relató don Felipe.

Con estos argumentos, los Príncipes decidieron aceptar el legado de Balada, pero lo hicieron, añadió don Felipe, "teniendo muy claro, como no podía ser de otra manera, que el dinero que recibiésemos lo destinaríamos también a fines de interés social". El Príncipe relató que fue en este contexto cuando "días más tarde de nuestro anuncio, recibimos vuestra petición (la de la Fundación). La estudiamos y nos convenció". Y de aquí surgió la aportación de 140.000 euros.

Los Príncipes insistieron una vez más en que su intención es convertir la herencia de Balada en un medio para mejorar la sociedad. "Seguiremos destinando en el futuro su dinero a favor de quienes más lo necesiten y especialmente a los jóvenes, para ayudarles a que estudien, que se formen y puedan obtener un empleo. Que puedan desarrollar una vida lo más plena posible. Que puedan hacer realidad sus deseos y aspiraciones", aseguró desde la tarima, ante un centenar de personas.