Protesta. Los trabajadores se manifestaron la semana pasada - ARCHIVO

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"Que el Govern y el Consell se muevan, la situación es alarmante, lo están dejando caer", es el grito desesperado del presidente del comité de empresa de Quesería Menorquina. La fábrica lleva un mes sin actividad, ha perdido clientes y la situación empieza a minar la moral de los trabajadores y del entorno económico de la empresa y por parte de Nueva Rumasa no hay ni acciones ni explicaciones.

La reivindicación se dirige ahora hacia la Administración, al Govern en particular, porque tienen en su mano la posibilidad de establecer medidas financieras y de ese modo reiniciar la actividad, "si no, el final está cantado", declaró otro portavoz de la empresa. El comité apela a la dimensión económica y social de Quesería Menorquina, es la empresa privada con mayor número de trabajadores directos y su desaparición tendría una repercusión en varios cientos de empleos indirectos y en sectores de gran peso económico en la Isla como el transporte y la logística. "El Govern debe valorar lo que representaría la caída de Quesería, no se está implicando. Los trabajadores hemos sido prudentes hasta ahora, pero la situación ya es insostenible", argumenta Antonio Olives.

Administrador judicial
El otro frente de esperanza se dibuja en la posibilidad de que la empresa entre en concurso de acreedores y se nombre un administrador judicial para definir la situación y con capacidad para tomar decisiones.

En este contexto de incertidumbre, sin financiación y sin posibilidades de recuperar el funcionamiento a corto plazo, los payeses que proveen a la fábrica, se presentaron ayer en las instalaciones para reclamar la deuda acumulada desde noviembre. La dirección de la planta intenta hallar una solución para un volumen de débito que se sitúa en los 850.000 euros, según denunciaron recientemente los proveedores.

Kraft y la responsabilidad social
Kraft continúa apareciendo en el fondo de la crisis como una de la vías de solución. Los trabajadores recuerdan que dejó Quesería Menorquina en manos de Nueva Rumasa sin asegurar un plan de viabilidad durante un tiempo razonable. La responsabilidad social de la multinacional americana constituye un argumento que se esgrime para pedir que colabore en el auxilio de la empresa. Uno de los caminos pasa por la recuperación del acuerdo de comanufactura, interrumpido por el incumplimiento de Quesería Menorquina por falta de actividad. Otros caminos apelan a compromisos más serios, aunque la vuelta de Kraft a la gestión de la fábrica de Maó de momento no se contempla.