Intérprete. Ante la insistencia de los espectadores, la chelista concluyó con el bis "Arlanda", de su primer disco en solitario "Delay" - Gemma Andreu

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Con el permiso de mi colega Pepa, acuño esta crónica gracias a su ingenio "facebookero". Lo de Julia Kent en el Claustre de Maó fue un delirio musical. Un lujo a cuatro euros. Para que luego digan que ya nadie da duros a cuatro pesetas. Un "Kent-ciertazo" -como dice "La Ferri"–, con el que la chelista canadiense se metió en el bolsillo al público del Claustre del Carme.

Poco y todo se sabía de esta actuación. Quiero creer que la mayoría de los espectadores conocían que tenían ante sí al indisoluble violonchelo de Antony and the Johnsons. A la virtuosa de los acordes de la archiconocida "Hope There's Someone", que en 2005 corrió como la pólvora por el eco de la campaña de una cadena de moda. Quiero pensar que todos los allí reunidos fueron conscientes del nivelazo de tener a Kent en directo, pero me da que, antes de empezar, algunos, -como sucede cuando el precio de un acontecimiento cultural es bajo en demasía (en este caso simbólico sin más)– pensaron que se trataba de una chelista extranjera con cierta gracia sobre el escenario.

Julia Kent pasó el fin de semana en Menorca procedente del "Primavera Sound 2011". Para quien aún no lo sepa, éste es uno de los mejores festivales independientes del momento que se celebra en Barcelona, y por el que han pasado "grandes" como Neil Young, Lou Reed, Patti Smith o PJ Harvey.

La ingenuidad de éstos "algunos" y la sencillez de Kent se abrazaron en un ambiente muy especial e irrepetible. "Este es uno de los lugares más asombrosos en los que he actuado nunca", afirmó poco antes de arrancar con "Acquario", de su recién y segundo disco en solitario "Green and Grey" (Important Records, 2011). Los allí congregados no perdimos detalle de la exquisita sonoridad de sus composiciones. Atmósferas experimentales que trabaja con pistas superpuestas. Y lo hizo descalza -como acostumbra a actuar–, rodeada por los muros del claustro, maravillada con la Isla y acompañada por el cantar del atardecer de las golondrinas.

A "Acquario", le siguieron "Ailanthus", "Carapace", "Guarding the invitations", "Missed", "Transport", "A spire" y "Elmas". Presentó los nuevos temas de "Green and Grey" y encajó algún que otro más de "Delay" (2007), su estreno en solitario gestado durante las largas horas de espera en los aeropuertos de todo el mundo. De hecho, el bis fue "Arlanda" pieza que lleva el nombre del aeropuerto al norte de Estocolmo. Un bis por insistencia popular. Ella cedió, sin problemas, con humildad, y poniendo así el broche de oro al mayo musical de Sa Terrassa Es Claustre.

Al acabar el concierto tuve la oportunidad de charlar con ella unos minutos. "No sabéis la suerte que tenéis de vivir en Menorca", me dijo. "Pero la Isla es una burbuja", le repliqué.

"Por eso mismo, es un lugar mágico", me contestó. Qué envidia me dan los ojos que ven por vez primera la Isla...

Su directo en Maó fue un detallazo. Un respiro de una gira intensa que hoy prosigue en Inglaterra.