El emblemático edificio rojo se levanta en la ribera norte del puerto, una ubicación privilegiada - miriam traïd

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Ciutadella dispone de muchos edificios que podrían recibir el calificativo de emblemáticos. Palacios señoriales, construcciones religiosas... y una casa roja. En el puerto de Ciutadella, en la ribera norte de Baixamar, se levanta la casa conocida como Sa Bufera, una construcción cuyos orígenes no están del todo claros y que ahora, tras años de burocracia, podría acabar convertida en una vivienda particular.

Tras desechar la idea de convertir el edificio en un restaurante, y después de varios años en que el propietario desistió de cualquier iniciativa por las trabas burocráticas, ahora se han retomado los trámites para reformar un edificio con vistas privilegiadas sobre el puerto. No obstante, la tramitación de este proyecto también ha contado con dificultades administrativas, y aún a día de hoy no se tiene la seguridad al cien por cien de que saldrá adelante. El último escollo sorteado ha sido la existencia de unos 'bouers' que, al principio, el Consistorio pedía que fueran demolidos pero que al final el propio Ayuntamiento ha querido preservar.

Pedro Pons Morales, representante del propietario del edificio, explica que en un primer momento, el departamento de Urbanismo había aceptado una propuesta para trasladar la edificabilidad del 'bouer' a otra zona dentro de la misma finca. Posteriormente se consideró que no se podían trasladar los 'bouers', y el propio Consistorio, en base a una ficha urbanística, concluyó que el 'bouer' anexo al edificio era una construcción añadida a posteriori, que estaba fuera de ordenación y que por lo tanto debía ser demolido en cuanto alguien quisiera ejecutar una reforma en el edificio. En base a esta opinión, los propietarios quisieron recabar la opinión del departamento de Patrimonio del Consell que, en base a un informe encargado por los promotores, resolvió que los 'bouers' debían preservarse porque tenían valor patrimonial. Por eso, la junta de gobierno del 25 de mayo denegó la licencia pedida por los promotores para demoler los 'bouers' (atendiendo a la petición que en su día hizo el Ayuntamiento), y asegura que en estas edificaciones "se podrán permitir, si se considera oportuno, nuevos usos que sean compatibles con el valor etnológico del mismo".

Así, solucionado este trámite y con el establo salvaguardado, el propietario del edificio sigue adelante con su idea de convertirlo en su vivienda particular en la Isla. No obstante, tanto él como su representante son muy conscientes del elevado grado de protección de una construcción catalogada y que forma parte del paisaje del puerto de Ciutadella. Por eso, su intención es acometer una reforma que respete al cien por cien la fisonomía de la edificación y sus valores protegidos. Esta situación ha sido la que durante años ha mantenido el edificio cerrado, sin ningún proyecto en el horizonte y con problemas como la proliferación de 'okupas' en varios momentos.