Vicent. Su último libro es un retablo ibérico a través de la figura de Aguirre - Diario de Mallorca

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Talleres Islados cierra su primer ciclo de la temporada con un peso pesado. El conocido escritor y periodista Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936) dirige la próxima semana un seminario sobre literatura, periodismo y cine. Ante los tiempos convulsos que vivimos, la consigna del articulista de "El País" es clara: "No hay que dejar de indignarse jamás".

En Menorca desgranará dónde está la frontera entre creación y vida. ¿Cuál va a ser su instrumento?
La experiencia propia. El programa que he elaborado parte de cuando comencé a escribir y cuáles fueron mis primeros temas a tratar, mi territorio literario durante mi niñez en Valencia. Todo ello reflejado a lo largo de los libros que he ido escribiendo, y sobre todo a través de la trilogía que conforman las obras "Contra paraíso" (Destino, 1993), "Tranvía a la Malvarrosa" (Alfaguara, 1994) y "Jardín de Villa Valeria" (Alfaguara, 1996). Una primera etapa como una experiencia de aprendizaje.

A un escritor ¿le cuesta mucho separar la ficción de la realidad de su propia vida?
Cuando uno se dedica profesionalmente a la escritura es muy difícil separar tu propia experiencia de la creación. De hecho una de las ventajas del escritor es que mientras está viviendo está trabajando. Todas las sensaciones que recibe las transforma luego en literatura.

¿Cuál es la actitud personal que debe mantener un autor frente al papel en blanco?
En primer lugar no traicionarse a sí mismo, hay que escribir siempre para uno mismo y nunca pensando en el lector. La labor creativa es una salvación personal, y a través de la misma el escritor o el artista en general se ofrece como un médium para que el lector participe de dicha creatividad.

¿No hay que pensar en el lector?
No, y sobre todo no hay que pensar en el éxito ni en las ventas.

Sin embargo, hace unos días Félix de Azúa declaraba a este diario que hoy la literatura son un tipo de libros gordos que se leen deprisa. Si esto es literatura, es difícil crear no pensando en el lector ¿no le parece?
Es que desde mi modo de ver esto no es literatura. Considero que hay una división entre lo que es un profesional y un creador. Por un lado hay buenos profesionales que escriben historias sobre un mecano que ya saben el éxito que van a tener, y por otro lado hay creadores. En cualquier aspecto del arte hay autores que dan un paso adelante y hacen que el lector vea la vida de una forma distinta, y otros que hacen muy bien su trabajo y que son profesionales de esto, pero a los que yo no considero escritores.

Como escritor: ¿Duele ver esta tendencia de que se editen best sellers como churros?
No, porque tal y como está el sector el hecho de que las editoriales ganen mucho dinero con esos best sellers siempre te puede consolar ya que gracias a ello puede comenzar gente joven a escribir. Desde el punto de vista positivo gracias a que la editorial no se hunde por los best seller algún talento nuevo que nadie conoce puede aprovechar el filón y hacer que la editorial se arriesgue con su obra. Es otra manera de que puedan surgir grandes escritores.

Otra moda al alza es la del microrrelato. ¿En literatura también menos es más?
Sí. Un relato corto es mucho más difícil de escribir que una novela porque para que sea bueno y perfecto no tiene que fallar absolutamente nada. En un cuento no se permite ni un párrafo malo. Mientras que en España el relato corto no ha tenido una tradición importante en América representa el espíritu de su literatura. Casi toda la gran literatura norteamericana comenzó con los relatos cortos que se mandaban a las revistas incluso de moda. Y no digamos ya al "The New Yorker". Mandar un relato corto allí y que te lo publicaran significaba prácticamente haber llegado a la cima. Todos los autores desde Hemingway, Fitzgerald, Faulkner o el propio Salinger empezaron con relatos cortos que mandaban a revistas de papel satinado, las antiguas revistas femeninas.

Se presupone que usted siendo articulista de "El País" debe de sentirse cómodo con el relato breve.
Sí, lo ideal para mi sería un artículo breve, una columna, que incluyera parte de una historia, parte de un poema y parte de un ensayo. Todo fundido en unas pocas líneas. Es lo que la gente quiere leer sentada un domingo en una terraza tomándose una cerveza.

Actualmente las redes sociales mueven montañas y mucha información. ¿El periodista es una especie en peligro de extinción?
No, nunca. La necesidad del ser humano de estar bien informado no va a desaparecer. Ahora ese derecho que tienen los ciudadanos a estar bien informados se sirve a través de distintos canales pero está muy subvertido porque la información está muy pegada a la comunicación, ésta al espectáculo y éste al negocio. El exceso de información es una subversión de la realidad. Como la información es poder actualmente hay muchos elementos del sistema que tratan de apoderarse de esa fuente.

Quién le iba a decir a usted mientras escribía sus conocidas crónicas parlamentarias de los años 70 que hoy Facebook iba a convertirse en una nueva herramienta de comunicación.
Pues sí, la verdad. Aunque con aquello de que el medio es el mensaje no sé si ahora mismo una información transmitida por las redes sociales tiene credibilidad y prestigio. Imagino que si el medio es el mensaje está todavía por ver qué medio es el que dictamina la esencia de la realidad.

¿Cómo disfruta más leyendo o escribiendo?
Leyendo, por supuesto. Sobre todo un libro que me hubiera gustado escribir a mi. La lectura es un placer siempre que te sobrepase y que te abra la imaginación. Cuando leía de chaval todo lo que me gustaba era todo aquello que yo imaginaba que me hubiera gustado escribir. De hecho al cuestionarse el por qué se escribe, una de las contestaciones académicas es: "Escribo para leer el libro que no encontré en mi biblioteca".

Hablemos de su última obra "Aguirre, el magnífico" (Alfaguara, 2011). ¿Por qué escogió el personaje de Jesús Aguirre?
Porque es un personaje casi de ficción y en el momento que me planteé escribir sobre el último medio siglo de la historia de España para que ese retablo ibérico tuviera pulso ningún personaje como éste era tan idóneo, tan real y tan ficticio a la vez. Me serví de Aguirre como hilo conductor de una historia colectiva.

Mucha gente no sabe que Jesús Aguirre ya era un personaje muy importante mucho antes de casarse con la duquesa de Alba.
Desde el punto de vista literario lo que menos me interesaba -pese a ser lo más conocido por la gente- era lo que Aguirre tenía de duque de Alba. Esa me pareció de todas sus facetas la más ficticia. A mi entender tenía otras facetas mucho más literarias e interesantes. Desde su propio nacimiento hasta el hecho de que se hiciera clérigo y que casara a todos sus amigos pasando por el abandono del sacerdocio y que luego ocupara la dirección de una editorial tan elitista como Taurus, y por supuesto que inesperadamente se convirtiera en duque de Alba. Aguirre es un personaje de ficción muy real.

¿Por qué lo de "magnífico"?
Porque es un título que me sonó bien, al principio provisional y que poco a poco se fue apoderando del libro. Y porque "magnífico" significa todo y nada. Es un título que funciona.

¿Cree que Jesús Aguirre hubiese leído su libro?
El título le hubiera gustado. De lo demás algunas cosas sí y otras no, como en la vida misma.

No puedo dejar pasar esta entrevista sin preguntarle su opinión sobre el movimiento 15-M.
El 15-M es algo que esperas que pase, que crees que no pasará, pero que finalmente acaba pasando y que te sorprende a ti y a toda la clase política. Es un movimiento muy interesante pero el peligro radica en que se pudra. La rebeldía y la cólera tienen un recorrido corto más allá de romper escaparates. Un movimiento que nace de una desesperanza sintetizada a la vez por internet, un medio que nadie sabe quién controla.

¿Qué deben hacer los indignados?
El movimiento tiene que evolucionar dentro de su propio fermento para que no lo subviertan. Me gustaría que se nombrara una especie de retén de jóvenes bien preparados y que se constituyeran en un congreso paralelo. Que, por ejemplo en Madrid, se reuniesen en la calle frente a las Cortes, debatiendo los problemas reales de la juventud mientras dentro los diputados de oficio hablan de política. Para que este movimiento se expanda en la ciudadanía tiene que llevar consigo un elemento estético, como cuando el Mayo francés del 68, aunque en este caso toda su estética se acabara vendiendo en El Corte Inglés.

¿El Gobierno ha tirado una generación por la ventana?
Una no, muchas. El cerebro es la fuente de energía más importante del planeta, y lamentablemente la historia de España no ha sido otra cosa que tirar cerebros a la basura.